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Atentado guerrillero en Dolores (arriba). Destacamento insurgente (abajo derecha).  |
Cuatro civiles y cuatro guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) murieron durante un ataque en el poblado de Dolores en el suroeste del país, informaron ayer las autoridades.
El director operativo de la Policía Nacional, general Jorge Enrique Linares, dijo que los policías apostados en el pueblo, a unos 150 kilómetros al suroeste de Bogotá, resistieron durante horas el asalto lanzado por unos 500 rebeldes, en medio del cual murieron cuatro civiles y los cuatro guerrilleros.
"Hubo una gran destrucción en el municipio. Acabaron con la alcaldía, la sede del comité de cafeteros, la fiscalía, la notaria, la casa de la cultura y parte del cuartel de policía que esta en construcción", dijo el oficial al canal Caracol.
En total, unas 26 casas sufrieron daños materiales por las explosiones. Un agente sufrió lesiones por esquirlas en los enfrentamientos.
NUEVO GOBIERNO, OBJETIVO MILITAR
Por otro lado, la guerrilla de las FARC declaró objetivo militar a funcionarios del futuro gobierno de Colombia y a medios de prensa, para presionar una ley de canje de secuestrados por rebeldes presos, según un comunicado cuya autenticidad está siendo verificada por las autoridades.
En la nota, que llegó a la redacción de varios medios, el Secretariado (mando central) de las FARC anuncia su decisión de "declarar la guerra sin cuartel y frontal al Estado colombiano, sus instituciones y funcionarios estén en el lugar en que se encuentren".
Según el texto, el mando central de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas) toma esas medidas "en respuesta a las acciones del paramilitarismo de ultraderecha".
DESAPARECEN LAS AUTODEFENSAS
Mientras tanto, los jefes paramilitares Salvatore Mancuso y Carlos Castaño anunciaron ayer el fin de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC, ultraderecha) como organización nacional.
Además, los insurgentes de derecha declararon un reordenamiento tanto en la línea de mando como en las filas, para continuar combatiendo a las guerrillas izquierdistas.
Los jefes paramilitares admitieron que al interior de la organización existen "una serie de grupos atomizados y altamente penetrados por el narcotráfico, que en muchos casos pasaron de la confederación a la anarquía o perdieron su identidad y sus principios". |