Miles de personas se han tomado la cinta costera para recorrer la obra, recrearse y darse un tiempo de esparcimiento. Se trata de un sitio que viene a cumplir una función social en beneficio del núcleo de la sociedad: La familia. Quizás los impulsores jamás pensaron en los beneficios de carácter social que brindarían.
Iniciaba el recorrido por esta obra extraordinaria cuando logro ver a Benjamín Colamarco, quien en compañía de su esposa, caminaban por el área. Me detuve a saludarle y comentarle sobre la aceptación que tiene este bien patrimonial. Era la primera vez que abordaba a este ex funcionario de la pasada administración. Me hizo saber que estaba sorprendido y que en unos años se verá mucho mejor, cuando los 1,200 guayacanes sembrados brinden ese ambiente acogedor para disfrutar de la naturaleza.
Seguimos recorriendo cuando nos encontramos con el imponente monumento de Vasco Núñez de Balboa, quien se resistió a que lo trasladaran de lugar, para continuar cuidando ese mar que descubrió. A pocos metros, el muy recordado árbol de caucho, del Parque Anayansi, que tantos recuerdos, promesas y sueños de parejas de enamorados ha guardado.
Ante tanta belleza, hay una situación que realmente preocupa y es la actitud de los usuarios, quienes tendrán que tomar conciencia para mantener limpia esta área. Por otra parte, la Alcaldía capitalina anunció que asumirá la responsabilidad de brindarle mantenimiento y seguridad, así lo expresó el Alcalde electo, quien tiene interesantes proyectos, incluso para la seguridad de los peatones.
No importa quién inició la obra, quién la inauguró ni quién le dará mantenimiento. Corresponderá a quienes la administran realizar los ajustes necesarios. Se trata de un bien patrimonial que se ha constituido en una obra extraordinaria de gran impacto social, que requiere de la colaboración y el compromiso de todos los nacionales para conservarla.