Se ha preguntado usted, ¿de dónde provienen las garrapatas?
Tal vez eso no es tan importante, como saber que estos diminutos animales merecen mucha atención, ante el peligro que representan las enfermedades que pueden transmitir.
Los animales domésticos y silvestres, e incluso el hombre, son sus víctimas, pues sus más de 850 especies descritas son exclusivamente hematófagas (chupan sangre) en todas las etapas de su alimentación.
Son parásitos externos, que se hospedan en la mayoría de los vertebrados terrestres; por esa razón, ellas estarán presentes donde habiten estos.
Se reproducen con facilidad, siendo la hembra capaz de poner de 2.000 a 4.000 huevos, son además muy resistentes a condiciones ambientales desfavorables, especialmente a temperaturas extremas, ocultándose durante el invierno en escombros y objetos en desuso.
DAÑOS DE CONSIDERACION
La industria ganadera es la que más afectada se ve ante la presencia de estos parásitos y sus efectos negativos, porque ocasionan pérdidas en la calidad del cuero, bajas en la producción láctea y cárnica, así como lesiones en la piel.
Es considerado, en ocasiones, como el enemigo número uno de la producción bovina y este problema se describe más en los países en vías de desarrollo; sobre todo, en aquellas regiones de clima tropical y subtropical, que son favorables para su desarrollo, las cuales viven en condiciones naturalmente endémicas.
LA MAS TEMIBLE DE SUS ENFERMEDADES
Una de las enfermedades más temidas por los seres humanos y que transmiten las garrapatas, es la llamada enfermedad de Lyme, descubierta por primera vez en el año 1975 en los Estados Unidos de Norteamérica en la ciudad de Old Lyme, la cual es producida por una ricketsia (bacteria). Es conocida como Borreliosis y al género Ixodes se le atribuye la causa, aunque la incidencia de la enfermedad en los animales y el hombre es geográficamente similar y los perros principalmente presentan un riesgo significativamente más alto en la transmisión. Los mamíferos pequeños, especialmente los roedores, son los principales reservorios, si bien los hallazgos experimentales han mostrado que los perros también pueden servir de reservorio. El riesgo de transmisión es mayor durante las ninfas y es cuando los adultos están, activamente, en la búsqueda de hospederos.
MODO DE TRANSMISION
La infección normalmente puede adquirirse por contacto de la piel o de las membranas mucosas con orina infectada, ya que debido a que el microorganismo sobrevive en aguas superficiales durante largos períodos de tiempo, la enfermedad es transmitida por el agua contaminada por la orina.
SIGNOS CLINICOS
Si los animales excretores del microorganismo se introducen en un hato ganadero, libre de la enfermedad, estos pueden estar en riesgo, ya que las probabilidades de contaminación son altas. Los signos clínicos pueden ser graves, leves o en ocasiones inaparentes; pudiendo haber abortos o partos prematuros en animales gestantes, casi siempre en la mitad o en el último tercio de la gestación; además, suelen ocurrir retenciones placentarias y posterior o, consecuentemente, disminución de la fertilidad. Por ser una enfermedad que permite ser identificada mediante pruebas de laboratorio (prueba de microaglutinación- MAT), se recomienda a los productores hacer las pruebas de rutina y, de esta manera, establecer un programa de control con la salida de los animales seropositivos al sacrificio para disminuir la contaminación de alimentos y el agua en las pasturas.