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Muchas parejas no conocen nada acerca de los aromas del placer  |
Llega la noche y el cansancio queda atrás. Un día lleno de estrés recibirá pronto su recompensa y ambos, el amante y la amada se entregarán con pasión y amor al acto más significativo de una pareja, "hacer el amor".
Al llegar el momento se acerca Luis a Rosa y de pronto todo el deseo de ella se convierte en repugnancia y lo peor es que se calla para no herirlo. Con esto lo único que logra es que el hombre se sienta peor, ya que al no saber por qué ella no se movía como a él le gusta o la veía como en otro mundo, pensaba que la chica no lo amaba.
Esto sucede con frecuencia en muchas parejas que no conocen nada acerca de los aromas del placer.
TODO MERECE PREPARACION
Al momento de preparar un apasionado encuentro, definitivamente debes considerar tu música, la apariencia, las velas en la mesa y de qué manera deberás de acercarte a ella para poder tocar su piel. Pero si eres como la mayoría de los hombres que a excepción del control de la sudoración axilar no le pones atención necesaria al aroma y los olores, estás en un serio problema. El aroma de perfumes, los sacos de sachets, las velas aromáticas y otras estrategias olfativas son trabajo de las mujeres, de acuerdo. Eso se pensaba antes, hasta que diversas investigaciones han demostrado que el hombre tiene sus propios aromas y fragancias con carácter masculino, y que con ellos puede incrementar sus niveles de atracción, aumentar la libido y el poder de la erección.
No debemos olvidar que seguimos siendo primates y que el olfato es uno de nuestros cinco sentidos básicos, tan importante como la vista o el oído. Se ha comprobado que los monos a los que se les bloquean los nervios que conducen las sensaciones olorosas al cerebro, son incapaces de aparearse. Múltiples investigaciones, médicos y científicos sostienen que la evolución ha reducido nuestro sentido del olfato, pero durante las actividades sexuales es más eficaz y más operante de lo que comúnmente pensamos. Cuando se habla de órganos sexuales, todo el mundo piensa en los mismos. Y cuando se pregunta a alguien qué es lo que le atrae más de una persona, nadie menciona el olor. La nariz es la gran ignorada en la sexualidad humana pero su actividad intensa y decisiva, sólo pasa desapercibida para nuestro ámbito consciente.
EN LA NARIZ ESTA LA CLAVE DE LA EXCITACION
A la hora de relacionarse, hombres y mujeres se han guiado siempre por el olfato, tanto o más que por los otros sentidos. Cada una de nuestras fosas nasales tiene 30 millones de receptores olfativos capaces de diferenciar hasta 10 mil olores distintos. La sensibilidad de la mujer es dos mil veces superior a la del hombre. El instinto sexual por supuesto, no es ajeno a este mundo de aromáticas sensaciones.
Como somos primates sin pelo, hemos concentrado las zonas donde se produce ese olor en las que aún conservan vello: las axilas y los genitales. Estas zonas son precisamente las que más nos esforzamos en desodorizar.
Porque la relación actual entre el olfato y el sexo parece cada vez más limitada al campo de los olores artificiales, perfumes y desodorantes se han encargado de tapar nuestras emanaciones naturales. Hace miles de años cuando los aromas postizos no existían, era el olor de nuestro propio cuerpo el que actuaba como único reclamo.
Sin embargo hoy en día somos una sociedad desodorizada y parece como si cada año los agentes de publicidad descubrieran un nuevo olor a desterrar. Vivimos temerosos de los olores genitales y a pesar de que este tipo de olor resulta favorable en las relaciones sexuales, hay una tendencia decidida a reemplazarlo por otros elaborados artificialmente. Hay algo de grotesco en el empeño que muestran las mujeres en librarse de sus propios olores biológicos y desodorizar hasta el último rincón de su cuerpo, para volver a untarse luego un perfume elaborado con l almizclada fragancia sexual de algún otro mamífero más sabio".
Curiosamente, antes de la pubertad, los olores que más nos gustan proceden de sustancias dulces y fragancias de fruta. Pero una vez que maduramos se producen cambios en las preferencias olfativas. Tanto el hombre como la mujer desarrollan una enorme sensibilidad a los olores de las flores y del aceite, pero hay otras sustancias que favorecen el deseo, como la oveta, también llamada "gato de algalia"; el cachalote, materia que procede de la secreción intestinal de este animal y el castoreo, del castor, cuyo aroma recuerda el olor del cuero.
El biólogo Claus Wedekind, de la Universidad de Berna, Suiza, llevó a cabo un curioso experimento con 49 mujeres: oler una serie de camisetas de hombre, cuyos propietarios durmieron con ellas dos noches seguidas para impregnarlas con su olor. La mayoría encontró aquellas emanaciones agradable.
DILE ADIOS AL DESODORANTE
El desodorante trabaja matando la bacteria que necesitas para crear tu propia colonia de feromona. Si eres propenso a sudar demasiado, opta por un antitransparente que disminuya el sudor sin que elimine las bacterias necesarias.
CAMINAR HACE BIEN
El ejercicio estimula las glándulas apócrinas, las cuales producen las feromonas. El ejercicio moderado también produce una sudoración moderada, la cual incita la aparición de la bacteria que convierte las moléculas en magia sexual. Los hombres que sudan, a decir de diversas encuestas hechas a mujeres, huelen mucho mejor y se convierten en más atractivas. Así que te recomendamos ejercitarse junto con tu pareja. |