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CUARTILLAS
Parientes
 
Milciades A. Ortiz Jr.
Colaborador
La mamá con cara de lástima le dijo a la hija: "Tú eres la salvación de esta familia; tú eres la única capaz de conseguir que el tendero nos fíe la comida hoy. Convéncelo para que podamos comer hoy..." La muchacha la miró con ojos de duda, ignorancia, de poca comprensión a las palabras de su madre. La amarillenta y delgaducha chiquilla, apenas entrando en la pubertad, no entendía (o no quería entender, mejor dicho), lo que pedía su mamá. Repitió el mismo argumento la madre y la niña con pasos lentos, sin ganas, marchó hacia la tienducha de la esquina, a pedir -"como fuera"- al dueño que le fiara la comida del día. Ella sabía que el crédito de su humilde familia estaba agotado. Que el tendero se había negado a darle más comida a su madre. Pero ella tal vez podía conseguir convencer al señor dueño de la tienda... de ella dependía que la familia comiera hoy.... (estas palabras le taladraban su mente casi infantil). Yo era un niño despierto y curioso. Y por eso pude escuchar después una conversación "de adultos". Allí se decía que la niña había sido "seducida" por el libidinoso tendero. Y se hablaba sobre las medidas que se tomarían para "reparar el honor de la inocente muchacha". Al final decidieron que el tendero pagara en comida una cantidad todos los meses. Si no lo hacía, lo denunciarán a las autoridades por corruptor de menores... Pocos años más tarde, en El Valle de Antón pude ver a una madre que hacía señas a su hija de dieciséis años, para que se acercara en el sofá a un maduro comerciante extranjero, que tenía dinero. Tal vez actuando de buena fe, la madre quería "asegurar el futuro de su hija casándola con un hombre de dinero". Pero la niña-adolescente no pensaba igual. Quería alejarse del barrigón hombre que la miraba con deleite. Apenas pudo, salió de la sala y se dirigió al grupo de chicos de su edad que la llamaban por señas...(Yo era uno de ellos...). Estos dos casos donde madres permitieron (por decir lo menos) que sus hijas se relacionaran con hombres mayores, los presencié personalmente hace unos cuarenta años. Así que no es nuevo este hecho. (No quiero aparecer como muy fuerte, pero aquí habían madres tratando que sus hijas consiguieran mejor vida, a costa de su cuerpo. Si eso no es prostitución infantil inducida, no sé cómo llamarlo...). Pero esta situación cotinúa en estos tiempos. Supe de otra madre que de la mejor buena fe quería que su hija adolescente se casara con un profesional treinta años mayor. "No seas tonta, así tendrás asegurado tu futuro", decía de buena fe la madre a su hija. La joven no accedió y esto causó problemas familiares. En otro sitio, la joven revisaba con su madre las opciones matrimoniales que tenía. Eran tres jóvenes los que pretendían a la jovencita. Ella quería al más charandero, que se notaba poco responsable... Pero triunfó el razonamiento de la madre y se casó con el que tenía... ¡más dinero! (y quería menos). (Si estos casos no se pueden considerar como prostitución disimulada y permitida, no sé cómo podrán llamarse). En ningún momento voy a juzgar a esas madres, porque considero que actuaron pensando en lo que consideraban era "lo mejor" para el futuro de sus hijas. Pero estos casos (y muchos otros que habrán por allí), me permiten alegar que en Panamá la prostitución de menores es alentada a veces por las mismas madres. (Y que no me confundan con un periodista español, ¡por favor!).
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