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¿Quién está matando a los niños?
Angel Santos Barrios, José Poveda y Delfia Cortez
Crítica en Línea
Dos niños: Julio César García y Javier Jair Mendoza han muerto en condiciones misteriosas y los dos coincidentalmente fueron sepultados el mismo día. Julio César García murió ahogado o fue asesinado vía inmersión y luego su cadáver fue introducido en el interior de un auto que permanecía en el taller "Boli", en la ciudad de Chitré. Los forenses Adarsilio Pimentel, Clever De Lora y Vicente Pachard efectuaron ayer la necropsia, la cual reveló que el menor, que sufría del Síndrome de Dawn, presentaba señales de abuso sexual, pero no se pudo determinar si eran recientes. Bajo la ropa del niño de siete años se encontraron evidencias de piedras, vidrios, objetos vegetales e insectos, que serán analizados para determinar si se ahogó en agua de pozo, río o de alguna charca. Hasta ahora cuatro sujetos son investigados por la PTJ y la fiscal Superior de Azuero, Nedelka Díaz de Castillo, quienes realizaron una inspección ocular del taller, de algunas charcas y de un pozo ubicado a unos 400 metros de donde residía. Al mediodía del domingo, Julio almorzaba con su hermana y otra niña cuando decidió salir de la casa a tomar agua en la tina ubicada en la parte de atrás de la residencia y no se le volvió a ver hasta la tarde del lunes, cuando se le encontró muerto en el taller, distante a tres casas, de donde vivía el menor. De acuerdo a los forenses, el niño permaneció una hora sumergido en el agua. La fiscal Castillo dijo que los médicos coinciden que Julio no llegó vivo al carro. "Ese niño fue traído muerto, y puesto en el auto donde se encontraba", añadió. Ayer se efectuaron las honras fúnebres con una misa en la catedral San Juan Bautista de Chitré, donde estuvieron presentes compañeritos de Julio del Instituto Panameño de Habilitación Especial (IPHE), familiares, amigos y moradores conmovidos con la tragedia. En tanto, las honras fúnebres del niño Javier Jair Mendoza, se efectuaron ayer en el gimnasio de la escuela Manuel Urbano Ayarza, en Cativá de Colón. "Quiero que todo el mundo sepa y lo repetiré hasta el fin de mi vida, que hubo mano criminal, lo crean o no", fueron las expresiones de dolor del padre del niño, cuyo cuerpo desnudo, sin ojos y con los dedos y testículos mutilados, fue encontrado hace 17 días en un matorral. Desde muy temprano estudiantes, maestros, familiares y amigos esperaban el pequeño ataúd y a su llegada fue escoltado por alumnos del plantel. El padre de Javier, quien dijo que las leyes terrenales no han querido aclarar los hechos, cuestionó el hecho de que a pesar de que encontró un saco con evidencias (máscara, gorra), que estaba cerca del cadáver. "Yo quiero que me ayuden a salvar la vida de otros niños inocentes, porque no sé si matarlo fue algún plan para molestar al gobierno de la presidenta Mireya Moscoso o si se trata de ritos satánicos, o tal vez para sacarle órganos, me lo pregunto todos los días, ya que no me dejaron ver a mi hijo, hasta después que lo movieron", dijo el padre del niño. La ceremonia religiosa cerró con el cántico de despedida: "cuando la trompeta suene en el día final, y que el alba eterna rompa en claridad, cuando todo fenezca y nuestra obra cese ya, y que sea pasada lista, allí he de estar... Cuando allá se pase lista a su nombre feliz responderá Javier Jair Mendoza, quien nació en Chocó Acandí, Colombia, el 12 de septiembre de 1991 y falleció en condiciones no esclarecidas.
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