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EDITORIAL
Sicarios
El asesinato del jefe de Aduanas de Colón, Aquiles García representa un hecho preocupante, porque puede dar origen a que se entronice el asesinato de funcionarios encargados de reprimir el narcotráfico y el contrabando. Al crimen contra García hay que sumarle el perpetrado contra el juez de Tránsito, Harmodio Mariscal. Antes había sido el del abogado Roque Pérez Carrera que fue ultimado frente a decenas de testigos, entre ellos, el alto mando del Servicio de Protección Institucional.
Estos hechos mantienen alarmada a la ciudadanía que se pregunta si la operación de sicarios que operan libremente en Colombia, se ha trasladado a Panamá.
Lo más preocupante en el caso de García, es que éste había denunciado 12 días antes que era blanco de amenazas de muerte tras el decomiso de siete kilos de heroína.
El hampa se está tomando las calles. Los robos y asesinatos están a la orden del día, pero nuestros policías sólo se dedican a operativos para verificar si los conductores tienen sus licencias vencidas.
La gente honesta no quiere ni salir de su casa, por temor a ser víctima del hampa, mientras no se observa vigilancia policial en horas de la noche y los ladrones se mueren de la risa ante la poca efectividad de la Fuerza Pública.
Los hechos delictivos revelan que las autoridades deben mejorar su capacidad de reacción y ejercer mayor control de las personas que ingresan a nuestro país.
A cada momento aparecen personas ejecutadas en Panamá Oeste y Este. Todos saben que esos asesinatos forman parte de las pugnas que se producen por el control de la cocaína que entra y sale de Panamá, a través de nuestras costas.
El sicariato es una de las formas de violencia que mayor temor provoca entre la población. Panamá no puede llegar a los extremos de nuestros vecinos de Colombia, donde los altos funcionarios deben circular en autos blindados, temerosos que un matón a bordo de una motocicleta los llene de plomo.
Los cuerpos de seguridad del Estado deben ser más efectivos, porque en los actuales momentos el hampa parece ganarle la carrera. Nadie se siente seguro. Hasta para ir a la esquina la gente tiene miedo.
Nuestra nación siempre se ha caracterizado por ser un pueblo pacífico, pero los recientes hechos de violencia, nos ponen a meditar sobre el futuro que nos espera. Estamos fregados: tenemos una economía en crisis y la violencia se toma nuestras calles.
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PUNTO CRITICO |
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