La Federación Internacional de Fútbol (FIFA), se ha convertido entre otras cosas, en una transnacional en la transmisión de la Copa Mundialista de este deporte, cuyo respaldo son las masas populares de todo el mundo.
Su organización excelente, pero sus cobros por transmisión son excesivos, limitando así el universo de los tele espectadores. Quizá los panameños no sean conscientes de este asunto, porque en Panamá una empresa televisora nos dio la oportunidad de seguir todos los partidos.
Pero no así, por ejemplo, en países sudamericanos, donde las minorías que tienen televisión por cable pudieron darle seguimiento a la pasión de este deporte. Mientras que el pueblo se tuvo que conformar con escucharlos por radio y algunas etapas por televisión.
Es decir, que se está corriendo el riesgo hacia un futuro de hacer de esta actividad parecida al tenis, que es de grupos elitistas. Y debemos recordar que es el pueblo el que llena los estadios, el que tiene la pasión, el que hace a la FIFA, grande, y a los héroes, millonarios; porque son las mayorías las que hacen el fútbol.
Por otro lado, esta situación va a hacer grande a la radio, que será como en el pasado, donde los locutores deportivos creaban el estadio virtual, donde se daba emoción a las jugadas y en donde las personas se las imaginaban. La FIFA debe analizar, en una balanza, su mercantilismo, el juego y la razón de todo, que es el pueblo. |