Tal como lo habíamos pronosticado y pese a que las autoridades decían todo lo contrario, el gobierno de Martín Torrijos ha ordenado suspender el proyecto de los buses articulados, mejor conocido como "Transmilenio".
Por varios meses expertos en urbanismo, empresarios y usuarios venían cuestionando el apresuramiento que llevaba la Autoridad del Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT), para colocar los buses articulados en Ciudad de Panamá.
Sin siquiera consultar con la ciudadanía, los directivos de la ATTT y del gobierno de turno pretendían traer a Panamá esos vehículos. Pero, parece que la cordura ha reinado en las altas esferas y se dieron cuenta que el pueblo panameño no soportaría el trauma de intentar colocar los carriles exclusivos del "Transmilenio" en Vía España, la Transístmica y la Tumba Muerto. En tanto, todavía se pretende hacer una licitación dudosa y se estudia poner esos buses en los corredores Norte y Sur.
Quizás el presidente panameño no quiso enfrentar el dilema que hoy vive su colega, la mandataria Michelle Bachelet, que en 2006 vendió a su pueblo el bus articulado como la panacea ante la crisis del transporte público en Santiago de Chile.
Hoy, las calles de la capital chilena están estancadas, la gente se apretuja al subir a esos buses y la contaminación ambiental se eleva a niveles peligrosos, debido a la emanación de gases tóxicos por el diesel que consumen los vehículos.
También Torrijos pudo verse en el reflejo de Bogotá, que se decía era la mejor ciudad del mundo con el dichoso sistema del "Transmilenio", pero hoy en día esos transportes no se dan abasto para trasladar a diario seis millones de personas en la capital colombiana.
Paralelamente, han aparecido nuevas alternativas para solucionar la crisis del transporte. Por un lado, los franceses propugnan por el tren ligero y los japoneses estudian la posibilidad de instalar el tren metro elevado en Panamá.
¿Porqué las autoridades del Gobierno de Torrijos no evalúan estas opciones, sobre todo cuando Japón ha propuesto un financiamiento blando de 530 millones de balboas y los usuarios han demostrado públicamente estar a favor de los trenes urbanos?
Ahora, surge la idea de los gremios transportistas en adquirir 100 buses articulados en China, para ponerlos en operación en Panamá. ¿Serán acaso los mismos vehículos que se importaron hace tres meses y se dañaron en un puerto de Colón, porque tenían un motor defectuoso de un país que ya no existe en el mapamundi?
Por favor, señor presidente Torrijos: No más improvisaciones. Escuche a los usuarios y al pueblo, que en su mayoría todavía lo respalda, pero quiere una buena solución a la crisis del transporte público.
Usted sabe que al final, aunque los buses articulados son un paliativo temporal, se tendrá que instalar de todas maneras un sistema ferroviario masivo en Ciudad de Panamá entre cinco a diez años en el futuro. Si se toma esta decisión ilógica, será más costosa para el erario público a la larga.
Ojalá considere las nuevas propuestas y se permita a los ciudadanos tener un servicio de transporte eficiente, cómodo y seguro, que no mate a sus clientes.