Barreras en la
comunicación

Romulo Emiliani
Monseñor
Existen barreras
que impiden a los seres humanos entablar una comunicación
adecuada y un encuentro más profundo:
- No querer comprometerse. Es más cómodo
vivir solos, tranquilos, sin preocupaciones. Si escucho al otro,
me compromete; el compromiso a ser amigos, el compromiso de amar
y servir.
- Tengo otros intereses que son más grandes que las
personas. Valoro más mi negocio, mi empresa, mi finca,
mi dinero, mi ropa. Valoro más cualquier cosa que las
personas.
- Falta de paciencia para escuchar. Falta de control
emocional. Existen personas que no tienen un momento de paz y
tranquilidad para escuchar, porque dicen tener muchas cosas que
hacer. En el fondo es una forma de escaparse de la realidad,
un mecanismo de defensa. La persona que aprende a escuchar es
la que puede ser sabia. Los discípulos de Jesús
llegaron a ser grandes maestros y predicadores, porque primero
fueron discípulos y supieron escuchar. El que aprende
a escuchar en el diálogo a su hermano, a su prójimo,
a su esposo o esposa, a su amigo, se hace más humano.
- Es necesario comprender que la otra persona es un ser
humano, además de ser su esposa, su esposo, su papá,
su mamá, su hijo, su jefe, su subalterno, su amigo. Es
ALGUIEN que tiene algo que comunicarle. Es ALGUIEN que tiene
que decirle algo importante, porque EL es importante. El que
en verdad escucha entendió que cada ser humano es un ser
irrepetible, único y que por lo tanto, tiene un mensaje
que dar. Escuchar no es estar siempre de acuerdo con la persona,
pero sí aceptarla en sus diferentes manifestaciones. Así
el otro se siente acogido, querido e importante. Se realiza un
pequeño y gran milagro de amor; un renacer interiormente.
Una manera de hacerse amigos de verdad consiste simplemente
en saber escuchar. En el mismo amor matrimonial cuando se está
resquebrajando muchas veces la causa es que no se están
escuchando mutuamente. Por eso le decimos inténtelo, adquiera
el buen hábito de saber escuchar. Escuche a Dios y escúchese
a sí mismo. Sus ideas y pensamientos más profundos
son importantes.
Sepa que Dios le escucha siempre, que El es el mejor amigo
y lo comprende. El tiene todo el tiempo que usted necesita y
siempre Dios está disponible para atenderlo. Ore mucho,
acérquese al Señor, háblele con amor, con
fe. Expóngale todo con sus propias palabras. Tenga plena
confianza en Dios y no se olvide que ¡CON DIOS USTED ES...
INVENCIBLE!
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