El ambiente y el lugar son factores determinantes para que los niños demuestren su talento en las artes.
Tal es la historia de los niños del norte de Penonomé, quienes con ayuda de sus padres se han convertido en escultores de la naturaleza y venden sus artesanías de palo en ferias y mercados del distrito de Penonomé.
Eduardo Coronado, tiene 11 años, y cursa el sexto grado en la escuela de la comunidad de Larguillo de Chiguirí Arriba del norte de Penonomé, y a su corta edad ya sabe de las responsabilidades para con su familia. Junto a su padre del mismo nombre se ha convertido en escultor de artesanías de madera.
El niño con sus hermanos y amigos ayudan en la confección de piezas de artesanías, para luego venderlas y poder obtener un dinero para el sustento familiar.
Este tímido pequeño, vendió una de sus más valiosas artesanías a la presidente de la República, Mireya Moscoso, durante una de sus recientes visitas a la provincia.
El proceso para la confección de animales con madera no es muy difícil, según cuenta Eduardo, lo primero es tener a mano un pedazo de madera fácil para tallar en donde se dibujan los pájaros u otro animal y con un cuchillo, que luego se le va dando la forma.
Una vez el animal ya está labrado, se lija y se le colocan los colores con tempera, y el barniz finalmente. "Generalmente confeccionamos loros, guacamayas y pájaros, por sus vistosos colores y los hacemos de diferentes tamaños", comentó el niño.
Aunque este trabajo es difícil para quien no tiene práctica, el padre de Eduardito, junto a él y otros hermanos logran confeccionar siete animales de diferentes tamaños por día.
Los pequeños para ayudar a sus padres, quienes no poseen un trabajo permanente, se disponen a vender en sus días libres las artesanías, en la Posada del Cerro La Vieja, en diferentes ferias y áreas de Penonomé Centro.
El padre de Eduardito al igual que otros campesinos de escasa situación económica y carencia de trabajos, han optado por dedicarse a la artesanía, utilizando la madera para hacer animales de la naturaleza y así con el apoyo de sus hijos las venden para la alimentación diaria de la familia.