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Acabar

Por: Milcíades Ortíz Jr. | Catedrático

El colega profesor universitario me lanzó un reto: ¿Cómo se puede acabar con la corrupción en Panamá? Realmente estaba apurado ese día. Así que le dije que lo primero que hay que hacer es inculcarle desde chico al panameño el respeto a los valores cívicos y morales.

Luego hay que "predicar con el ejemplo" en lo que se refiere a la actuación de los mayores en la familia.

Y por supuesto en lo que respecta al gobierno hay que actuar con transparencia. Le insistí que si se castigara a los corruptos eso serviría de ejemplo. Haría pensar dos veces a los que desean cometer tales fechorías.

Después de esa breve conversación me puse a meditar. Acepté que había dado una receta casi completa para acabar con la corrupción en este y otros países.

Se debe partir derribando el mito que el ser humano nace corrupto, o que la corrupción está dentro del cuerpo de las personas.

El niño viene a este mundo desnudo de cuerpo y mente. No tiene nada en su cerebro, donde poco a poco va a ir gravando lo que le enseñan sus padres.

Más adelante es la sociedad la que le imprime conocimientos y valores al niño mediante la escuela, colegios y universidades (además de los medios de comunicación de masas).

De nada vale que la mamá le diga al niño que robar es malo, si él ve a familiares jactándose de su fortuna mal habida.

Poco valor tendrán palabras sobre la virtud del trabajo, si se entera que los legisladores de su país ganan miles de balboas y trabajan poco (¡hasta los acusan de soborno y todo queda en nada!).

Realmente hay en Panamá una fuerte conspiración contra la gente honesta y con valores cívicos.

Al ver al joven funcionario público (por influencia) jactándose de su enorme sueldo en el gobierno, con poco rendimiento, comprendo que esos malos ejemplos desanimen a cualquiera.

Por eso luego de veintiún años de dictadura militar, (que acabó con los valores cívicos de Panamá), es difícil meterle en la cabeza al panameño que vale la pena ser honesto y honrado.

Sin embargo, pienso que si varios "cocotudos" corruptos fueran a dar con sus huesos a la Joyita, eso podría convertirse en una medicina contra la corrupción.

Creo que tal cosa no es fácil en nuestro país, por más que el presidente electo nos habló de "cero corrupción".



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