Quince meses después de haber llegado a la capital iraquí, los 20.000 soldados de la Primera División Blindada del Ejército comenzaron a guardar sus banderas entre un sinnúmero de preparativos antes de volver a su país.
La división y su compañía el 2do Regimiento de Caballería Blindada realizaron una ceremonia con motivo del 4 de julio, Día de la Independencia de Estados Unidos, bajo el intenso calor y poniendo fin a una difícil misión que se prolongó más que otras unidades militares estadounidenses en Irak.
Aunque la división, estacionada en Alemania, llegó después del derrocamiento del régimen de Saddam Hussein, perdió 135 soldados en Irak, en su mayoría bajo ataques de insurgentes iraquíes. Cuando estaba a punto de volver en abril, dos violentos levantamientos impidieron su partida.
"Hemos aprendido a valorar más el precio de la libertad'', dijo el comandante de la 1ra división, general Martin Dempsey durante la ceremonia.