La crisis que vive la educación panameña se refleja a primera vista en el estado de abandono físico de muchos colegios públicos.
Es decir, el deterioro de ese importante componente de la vida nacional trasciende al contenido mismo y se refleja en la forma, de modo que se observa a simple vista.
Varios factores han contribuido con el paso del tiempo a acrecentar los niveles de deterioro en que están muchas escuelas en las áreas urbanas y rurales.
Insuficiencia presupuestaria para el sector educativo, malos manejos de los recursos procedentes de las contribuciones como el seguro educativo y la falta de una conciencia para conservar en buen estado las instalaciones escolares que debe provenir de los propios estudiantes, maestros y profesores, han llevado a esta lamentable situación.
Da lástima visitar escuelas donde las paredes tienen la pintura descascarillada y sucia, producto de la acción de los mismos estudiantes, cercas abandonadas y caídas, herbazales en los alrededores y los patios cubiertos de papeles y basura.
Hoy, lamentablemente, la escuela se ha convertido en una cárcel o recinto de obligatoria asistencia para los docentes y estudiantes, y no en el alma mater de antaño, donde se adquirían conocimientos y algo más que un salario. |