EDITORIAL
Corruptos
Con mucha preocupación vemos el informe que remitió ayer Transparencia Internacional (TI), acerca de los elevados niveles de corrupción existentes en la región latinoamericana, incluida Panamá, donde los partidos políticos, se llevan el campeonato de esa desagradable categoría.
Según indica el denominado "Barómetro Mundial de Corrupción", que publica TI, la mayoría de los latinoamericanos cree que la corrupción anida en las instituciones públicas de sus respectivos países y que ésta ejerce una influencia "muy significativa" en sus vidas, en el entorno familiar, en los negocios y en la política.
Sutilmente, Transparencia Internacional preguntó a los panameños sobre su situación social, económica y política actual con el siguiente interrogatorio: de que "¿si usted tuviera una varita mágica, y pudiera eliminar con ella la corrupción de una de las siguientes instituciones, ¿cual elegiría?".
Los indicadores de Panamá en ese barómetro mundial de corrupción señalaron que "son los partidos políticos (35 por ciento); luego los tribunales (15) y la Policía (11).
El hecho de que más de un tercio de la ciudadanía panameña considere que los partidos políticos son corruptos, "es un grave problema". Las organizaciones políticas constituyen el principal vehículo para llevar al poder a nuestros dirigentes. Si la gente no cree en la clase política, mal puede seleccionar a sus mejores cuadros para dirigir al país.
Sin duda que uno de los eventos que más ha contribuido a desprestigiar a los políticos panameños fue el escándalo del proyecto del Centro Multimodal, Industrial y de Servicios (CEMIS). El pago de soborno a políticos para lograr su aprobación, generó un fuerte golpe a la clase política, que todavía no se recupera de ello. Para colmo de males, los legisladores del oficialismo y de la oposición, creyeron que aprobando una resolución para archivar las investigaciones de ese caso, todo quedaría en el olvido.
Vale la pena alertar a todas las fuerzas vivas sobre la necesidad de rescatar los valores cívicos, ante el pesimismo de los panameños provocado por el incremento de la corrupción en todas las esferas de poder de nuestro país.
Panamá no puede convertirse así, de la noche a la mañana, en un mal ejemplo de la decencia ciudadana. Cada uno de los panameños debe poner de su parte para crear una sociedad mejor.
PUNTO CRITICO |
 |
|