Volvemos a llover sobre mojado: el tristemente célebre principio cuasi filosófico del "juega vivo". Casi de manera jactanciosa, algunos panameños dicen aplicar este principio que defiende la idea de que, no importa cómo, lo que importa siempre es ganar, ascender, "mejorar". Es así como la trampa y la mentira se han convertido en instrumentos de uso común. No importa si tienes los méritos, o no; lo que interesa es la "palanca", la influencia y el dolo. Panamá se ha convertido en una sociedad donde triunfa quien promete y no cumple, donde tienes plata que no ganas limpiamente, y donde se admira al vivaracho.
A la gente de bien, la trabajadora, la que no coimea, la legal y honesta hasta el final, se le llama con burla "boba". Si no aplicas los subterfugios y el relajo que impone el "juega vivo", no estás en nada, y no se te respeta. Así son las cosas en este país. ¡Cuántas fortunas no son producto de esta forma sinvergüenza de vivir!
Pero a nadie le importa. Todo lo contrario, se le rinde tributo a aquellos que logran el "éxito", no importa cómo. Lo que interesa es el logro, la meta, llegar. De esta materia están hechos muchos panameños, y muchos de ellos están al frente de empresas importantes, de los partidos políticos, y hasta del gobierno. Y, lastimosamente, algunos son hasta líderes deportivos y religiosos. |