Ricardo Martinelli cumple hoy un año de mandato. La popularidad con la que ganó las elecciones sobre su rival oficialista Balbina Herrera, desciende poco a poco frente a las promesas que no se cumplen y su estilo autoritario de ejercer el poder.
Salvo medidas populistas como 100 para los 70, y dotar de útiles, libros y uniformes a los estudiantes, no hay ninguna obra de infraestructura completada por un gobierno integrado en su mayoría por elementos del sector privado, que deberían tener mayor ejecución.
La operación mazo contra los malapagas de las áreas revertidas que le produjo rédito al gobierno, ya pasó al olvido frente a una sociedad que reclama cosas concretas y no sólo "show time". El meter preso a un exmandatario y a exministros también produjo algún efecto a favor, pero el gobierno se hace viejo y la gente reclama soluciones, más que endilgarle culpas a otros.
Hay que reconocer que las finanzas están saludables, se logró grado de inversión por muchas calificadoras, pero se abusa de las compras directas, y ni así hay un gran proyecto en marcha, salvo la extensión de la Cinta Costera hasta el antiguo Mercado Público. También se concretó la licitación del nuevo sistema de autobuses, pero la promesa del Metro todavía no arranca. La seguridad sigue siendo el Talón de Aquiles.
La separación de la Procuradora de la Nación, la ley que encarcela a los "cierracalles", el aumento del ITBMS, la Ley 9 en 1 que prácticamente elimina el derecho a huelga y exonera a los policías del arresto preventivo cuando cometan una ilegalidad en el ejercicio de sus funciones, son cuestionados por grupos organizados. El estilo de confrontación del gobierno no gusta a nadie. La gente quiere un gobierno que ejecute obras, no que se pelee con todos y por todo.
Un año de gestión reclama una evaluación objetiva de los que ostentan el poder. Hay que ser receptivos a las críticas y hacer los correctivos necesarios; cambiar a los que no funcionan y poner en marcha los grandes proyectos, que son las cosas por las que el pueblo recuerda a sus gobernantes.