El Campeonato Mundial de Fútbol ha superado ya los octavos de final. Al momento de redactar esta columna, habían pasado esta fase Argentina, Alemania, Brasil, Holanda, Uruguay, Ghana. Los dos restantes ya han de haber surgido de los partidos entre Paraguay y Japón y España y Portugal.
Nos han sorprendido de manera favorable las selecciones de Argentina, Alemania, Holanda y Uruguay. De Brasil hemos visto lo mismo de otros torneos, de los africanos esperamos sorpresas y de los demás, apenas nos parece que podrán acceder a la etapa semifinal con grandes apuros.
Los argentinos, bajo la dirección de Diego Maradona, han superado dos fases de manera invicta, lo mismo que los holandeses que tampoco han perdido un solo punto, lo que les convierte, a nuestro modo de ver, en los contendientes favoritos al título de Sudáfrica 2010.
Un poco más atrás observamos a un inspirado combinado uruguayo que busca reverdecer laureles y retomar la senda de la victoria que hace cincuenta años los elude. Han demostrado esa "garra charrúa" que en el pasado les hizo acreedores a dos coronas universales de este deporte.
Brasil, por su parte, se ha mostrado efectivo, pero muy dependiente de su juego bonito, de sus movimientos de fantasía en el campo y han recibido un buen par de anotaciones mientras buscan su identidad y se reafirman como candidatos al hexacampeonato.
Alemania se ha visto poderosa, avasallante, implacable y certera en sus ataques. Hizo trizas a su viejo rival de Inglaterra, no tuvo piedad de los dirigidos por Fabio Capello y los regresó a casa luego de encajarles una histórica goleada de 4 a 1.
Debemos volver a mencionar a Argentina, porque su espíritu de juego ha sido indomable. Su anterior encuentro con México demostró que están para más. A pesar de la tenaz voluntad de los hombres del Vasco Aguirre, Messi y sus amigos les pasaron por encima, más allá de alguna decisión arbitral un tanto descabellada.
Holanda está a punto de convertirse en la bien aceitada maquinaria que en certámenes anteriores fue conocida como la "Naranja Mecánica". Se nota su movimiento fluido, su danza sutil sobre el césped del estadio y sus atacantes lanzan misiles de alto poder destructivo cada vez que apuntan al marco.
Nos ha hecho falta ver a España que debe hacerle frente a su vecino peninsular, Portugal, cuyo juego es vistoso, medianamente efectivo y cuyo mayor representante está aún por demostrar todo de lo que puede ser capaz. Cuando lean esto, ya se habrán despejado todas las incógnitas.
