CUARTILLAS
Abogado

Milciades
A. Ortiz Jr.
Colaborador
Ya no me extraña
que en ciertas circunstancias deba asumir el papel de lo que
llaman "abogado del diablo", o sea defender algo que
se pueda considerar que no tiene defensa alguna.
Pero tengo entre mis defectos el no poder quedarme callado
cuando no estoy de acuerdo con algo. Eso me ha causado mis buenos
problemas y disgustos con gente que no acepta críticas,
ni que otros tengamos una opinión distinta a la de ellos.
Por más que lea libros y artículos sobre
cómo controlar mi manera de ser, no puedo amarrar la lengua
cuando asisto a una charla y tengo una idea distinta a la que
fue expuesta. Para evitar molestar a los expositores, no les
extrañe que decida no acudir a ciertas conferencias.
Pues bien, la tercera semana de octubre pasado se desarrolló
en la Facultad de Comunicación Social un ciclo de conferencias
sobre la violencia en las familias y el maltrato que se produce
tanto en adultos como en niños.
El interesante evento fue organizado por la profesora Vielka
Vásquez de Avila, quien logró la presencia de destacadas
damas profesionales expertas en la materia. Estudiantes de Comunicación,
en su mayoría de periodismo, asistieron y participaron
con preguntas en esta problemática.
Tal actividad responde a organismos de las Naciones Unidas,
que promueven en todo el mundo campañas contra el abuso
a las mujeres y los niños, en la vida familiar.
Y de nuevo vino la situación de que me convertí
en "abogado del Diablo", al defender
¡las
telenovelas!
Lo primero que hice para poner los puntos sobre las íes,
fue aceptar que veo algunas telenovelas. Ante la risa de muchos
de los presentes, expliqué que como profesor de Sociología
de la Comunicación, estoy en la obligación de ver
telenovelas, porque en las clases se discuten los aspectos negativos
y positivos de ellas.
Como soy un profesor que practica lo que predica, si voy
a analizar las telenovelas desde un punto de vista de la sociología
y la comunicación, tengo que ver algunas de ellas para
saber lo que diré. Lo contrario sería "bla-bla-bla"
libresco, y eso no es correcto para un profesor universitario.
Acepto que las telenovelas exageran algunos aspectos de
la realidad. "Concentran en pocos capítulos hechos
sociales diversos, y eso puede hacer pensar que son comunes en
la sociedad, cuando ello no es así", sostuve al pedir
la palabra.
Pero indiqué que la vida misma, la realidad de las
cosas, a veces es igual o peor de lo que transmiten las telenovelas.
Sólo hay que echar un vistazo a la violencia, hogares
destruidos, falta de valores cívicos y morales de los
pueblos. Para comprender que lo que aparece en los llamados "teleculebrones"
no es nada nuevo ni raro, en este mundo actual.
Nos hacen llorar, explotan la sensibilidad humana, repiten
argumentos, exaltan la superación de la mujer pobre ante
el patrón rico, es algo que nadie niega. Sin embargo,
eso ocurre en la vida real, tanto en México, como en Colombia,
Venezuela, Panamá, Miami, etc.
Recuerdo que el escritor brasileño Jorge Amado hace
años criticaba las telenovelas. Cuando algunas de sus
obras fueron convertidas en ellas, entonces cambió su
manera de pensar. Dijo que la telenovela era un género
popular, que permitía que millones de personas conocieran
su obra.
Antes, con su libro, en diez años pocos habían
leído su novela. Ahora con la telenovela, millones conocían
su obra, sostuvo Jorge Amado, quien muy bien se merece un premio
Nobel de Literatura, junto con Vargas Llosa.
"La realidad supera muchas veces la ficción",
sostuve ante decenas de alumnos y dos distinguidas profesoras,
con quienes habían hablado mal de las telenovelas. Creo
que este género seudo-literario, popular, podría
utilizarse mejor, para transmitir valores morales.
Es decir, que las telenovelas podrían ser educativas.
|