Fiesta en Montevideo. Los uruguayos vuelven a celebrar con el fútbol. Se lo merecen, porque Suárez solo hace golazos. Sus dos goles ante Corea del Sur llevan a su equipo a cuartos de final. Uruguay progresa. Este equipo sudamericano nos ha ocupado tres columnas, es que está jugando bien. No hablaremos de la garra charrúa, pues es una frase que recuerda el genocidio de este pueblo indígena. Hablaremos de la potencia de los uruguayos. Del buen juego de un equipo que tiene una columna vertebral que comienza en su portero Musiera, continúa en su defensa central Lugano. Sigue, basándose en Martínez y Pereira en la media cancha y de Forlán y Suárez en la línea delantera. Uruguay 2, Corea del Sur 1, un partido que nos hizo recordar que el fútbol reapareció en octavos. Que de ahora en adelante no se puede decir que este deporte solo se juega bien en Sudamérica y Europa. En Asia se juega y se juega bien. Los coreanos vienen creciendo, hay que pelarles el ojo. Uruguay avanza, tiene delanteros, tiene posibilidades de seguir.
Le exigíamos a Tabárez que pusiera su mano de técnico y lo hizo. Se puede palpar que tras el equipo Celeste hay un estratega, que los hizo olvidar el juego desleal y les recordó el amor por la pelota. Desde hace dos décadas estaba en deuda con su tradición mundialista. ¡Oye, ha sido campeón del mundo dos veces! También ganó la primera Olimpiada. Salud por el fútbol uruguayo, salud por Corea del Sur, salud por el buen juego que nos brindaron. Estará entre los mejores de la Copa Mundial de Sudáfrica 2010. Nos despedimos diciendo que Uruguay ha hecho un gran desgaste. Sus hombres se han fajado. El tren del partido contra Corea por momentos ha sido infernal, sin tregua. Debe recuperarse físicamente para afrontar los cuartos, una instancia aún más difícil.
Felicidades a Edison Gnazzo, un gran profesor universitario uruguayo, que dictó cátedra en Panamá, amante del fútbol, y de su selección. Alguna vez lo oímos decir que Uruguay no gana todos, pero gana los importantes.