La ciudad de Río de Janeiro, en Brasil, está de fiesta y se ve maquillada de verde y amarillo, colores de la selección brasileña, que se mantiene como favorita para ganar la Copa Mundial de Fútbol.
En las calles, las banderas adornan casas, autos y locales comerciales. En los muros destacan los grafitos y algunas avenidas están repletas de tiras colgantes. La pasión que ha hecho famosos a los brasileños se siente. No hay distinción de clases u oficios. El corazón de la nación está henchido de emoción, por el deseo de seguir gritando ¡¡¡gooolll!!!
Mañana, la ciudad volverá a paralizarse, como ya es costumbre desde el primer partido en que el conjunto amazónico participó.
"Los brasileños demostraremos que vamos a ganar la copa", dice Lious, un empleado de un hotel de Río, quien desde los cinco años juega al fútbol.
"Yo observaré el partido, no hay que trabajar".
La misma opinión la comparte Jenna, una joven de 20 años, fanática de la selección de su país, quien define el fútbol como la sangre de los brasileños.
Jenna está emocionada... "Esto será tremendo". Habrá fiesta de día y de noche. Se podrá ver el partido en cualquier lugar.
La joven no está lejos de la realidad, Brasil se prepara desde ya para recibir la copa del mundo.
Muchas empresas han decidido suspender labores, para que los empleados puedan disfrutar de cada partido de esta copa.
En bares, discotecas y restaurantes de Río, hay enormes pantallas para que los clientes puedan ver el juego. Sin embargo, es en la playa de Copacabana, el lugar de encuentro de los brasileños.
La fiesta empieza desde muy temprano cuando el conjunto brasileño sale a la cancha. La música se escucha por la playa de Copacabana, en donde se ha instalado una pantalla de 120 pulgadas para la transmisión del juego. Todo forma parte del International FIFA Fest, un festival que se inició el 11 de junio y terminará el 11 de julio.
Solo en este lugar, se reúnen unas 100 mil personas cuando el equipo verdeamarelo sale a jugar.
La cadena de televisión, REDE Globo, ha enviado un equipo de más de 200 personas a Sudáfrica, desde donde han transmitido entrevistas y reportajes de la selección, para que los brasileños vivan cada segundo junto a su equipo. Mientras que los extranjeros que se encuentran en Río solo pueden contagiarse de la pasión carioca, intentar bailar algo de samba y gritar a todo pulmón ...¡¡¡gooolll!!!