La expedición transalpina dejó la ciudad de Irene, donde tenía su cuartel general, rumbo a Johannesburgo, donde tomó un vuelo por la noche, con destino a Roma y después a Milán.
"Espero una severa crítica. Pero los insultos son siempre gratuitos. Somos adultos y estamos vacunados, en cualquier caso. No creo que nadie esté feliz en Italia por lo que ha pasado", dijo el presidente de la Federación de Italia, Giancarlo Abete.