La peor cárcel del ser humano es su propia conciencia. Esto parece que lo entendió claramente José Martínez, asesino confeso del joven Attiel González Montenegro, quien murió el pasado domingo, en la comunidad de Caminos de Omar, corregimiento de Pacora.
González falleció por intentar darle su merecido a quienes le habían robado un celular a su hermano, pero no lo logró.
Después de varios días, un joven con suéter azul y con el rostro reflejando su arrepentimiento y temor, se entregó, pero no fue solo. Se hizo acompañar de su madre, quien logró convencerlo que lo hiciera a través de la Defensoría del Pueblo.
El dolor se ha repartido en dos familias por robar un insignificante aparato de comunicación. La familia de la víctima llora por la pérdida abrupta de Attiel y ahora una madre se desmorona a pedazos por la condena que de seguro se le aplicará a su hijo.