La fobia social es un trastorno hoy bien definido, crónico, que arruina o disminuye fuertemente la calidad de vida del individuo.
"En algún momento de la vida, podemos experimentar incertidumbre, ansiedad e inseguridad al conocer a personas nuevas, pero luego, generalmente, nos habituamos y nos sentimos cómodos. Eso es la timidez, una inhibición natural, pero que no limita ni interfiere en nuestra vida cotidiana", explica Gustavo Bustamante, doctor en Psicología y vicepresidente de la Fundación Fobia Club.
En un nivel muy elevado, interfiere notablemente en la vida cotidiana, desde la posibilidad de rendir exámenes, de discutir con los jefes, de pedir algo, de relacionarse con los otros, de trabajar con personas de autoridad, por ejemplo. "El costo de cada una de estas acciones conlleva un padecimiento que muchas veces favorece mecanismos de evitación, escape o huida", detalla.
Asimismo, estas personas se consideran permanentemente observadas y evaluadas por terceros, llegan a sentir que tienen un auditorio permanente que les está prestando atención en el colectivo, en la calle, en los grupos de amigos y hasta en sus propias casas. Si embargo, se dan cuenta de que esto es irracional, que no es lógico y que están sobreamplificando las criticas de los demás.
Para diagnosticar fobia social, el paciente debe sentir ansiedad irracional cuando se expone a reuniones públicas y tratar de evitar por todos los medios el contacto social.