Esto no se aguanta más. Mire por donde se mire, la ecuación Guimaraes-Alvarado resultó en un fracaso de consecuencias catastróficas... Tal para cual, el uno para el otro.
¿En qué se parece el técnico Alexandre Guimaraes al titular de la FEPAFUT, Ariel Alberto Alvarado? En la necedad de la que ambos hicieron gala durante todo este tiempo y que, al final, nos costó caro, muy caro. En El Salvador y en toda Centroamérica somos el hazmerreír; en los canales deportivos por cables somos el chiste del día, se mofan de nosotros. Quizás hasta salgamos en la posición número uno del ridículo de la semana.
El Salvador, un equipo en teoría muerto, salió de su tumba con la ayuda de "Guima" y nos dio tres bofetadas que nos pusieron en el lugar que supuestamente estaba reservado para ellos: fuera del Mundial.
La preparación jamás fue la correcta, el equipo criollo estuvo siete meses sin foguearse y, por lo visto, a nadie en la FEPAFUT parecía importarle si Guima, a quien contrataron, cobraba casi sin trabajar.
Una nación desilusionada, frustrada, ha sido el desenlace de la triste historia. Ayer, a su arribo a suelo patrio, ninguno de los dos dijo "renuncio".
Señor lector, ¿está usted dispuesto a aguantar a estos dos personajes hasta el 2014? Aquí en Crítica no... Por favor, ¡váyanse!