Cuando llegamos a una edad determinada, la necesidad de actividad física puede traernos muchos más beneficios.
El aumento de las actividades físicas puede traerle compensaciones como mejorar la salud mental, la reducción de enfermedades como: la obesidad, presión alta, diabetes, cáncer, enfermedades del corazón y accidentes cerebrovasculares.
Además, el ejercicio regular es una forma efectiva para evitar desórdenes y enfermedades que afectan los músculos y huesos (como la osteoartritis, el dolor lumbar y la osteoporosis). Hacer ejercicios fortalece los músculos, tendones y ligamentos y ayuda a tener huesos fuertes.
Lo recomendable es hacer 40 minutos diarios de actividad física, 5 días a la semana.
No olvide consultar a un médico antes de comenzar un programa de ejercicios, pero como todo empieza en casa, puede hacer ejercicios de la siguiente manera:
- Bájese del bus dos paradas antes o estacione su auto más lejos, y camine.
- De ser posible, en vez de elevador, use las escaleras.
- Aproveche la hora del almuerzo para dar una caminata.
- Lleve su mascota a pasear.
- Lave su carro, cuide el jardín, barra su casa.
- No use el control remoto de su televisor, párese a cambiarlo.
- Salga a bailar de vez en cuando.
- En caso de no realizar una actividad física continua, puede traer como consecuencia mayor cantidad de grasa corporal excesiva, a corto, mediano y largo plazo.
A corto plazo: afecta el desarrollo de la autoestima y la capacidad de concentración en la vida diaria.
A mediano plazo: afecta las relaciones sociales y psicoafectivas. Conduce al aislamiento y propicia la introversión (buscan refugio en la televisión o actividades de poco esfuerzo físico).
A largo plazo: la aparición de enfermedades de adultos durante la adolescencia: diabetes mellitus tipo 2 y presión arterial alta.