El homicidio es uno de los hechos punibles de mayor gravedad y se reviste de especial reprochabilidad cuando se enmarca en algunas de las causas que nuestros creadores de leyes considera gravísimas y por ello las tipifican de forma especial y establece un castigo más enérgico que su figura simple.
La figura del homicidio agravado tiene, al igual que la forma simple, la finalidad de reprochar la agresión que destruye o acaba con el bien jurídico tutelado que es la vida humana.
Al delito de homicidio agravado se le aumentó la pena mediante la Ley 15 de 2007 y quedó plasmada en el texto de la Ley No. 14 de 18 de mayo de 2007, que adopta el nuevo Código Penal que rige desde mayo de 2008.
Con la creación del nuevo régimen penal, al delito de homicidio agravado se le estableció una pena de veinte a treinta años de prisión, un aumento significativo si se compara con la legislación anterior que establecía un máximo de 20 años.
En el artículo 131 del nuevo Código Penal, se enumeran once agravantes, que conllevan la imposición de la pena máxima, para las personas que cometan un delito de homicidio con agravante.
La clasificación del delito del homicidio agravado se da por razón de la calidad del sujeto pasivo, por razón del motivo determinante, por razón del medo, tiempo y lugar y por razón de la subjetividad del sujeto activo.
La ola de homicidios que cotidianamente vive nuestro país conlleva al endurecimiento de las penas, en virtud de que la vida humana es el bien jurídico protegido de mayor importancia, por lo que se ha legislado en esa dirección.
Es por ello que se ha dedicado un título completo a nuestro Código Penal, el cual enumera actuaciones que lo ponen en peligro, lo lesionan o lo finiquitan, llamado la vida y la integridad personal.
