¿Por qué tanta gente se mata? ¿Por qué a diario son más los jóvenes que desean remediarlo sus problemas de este forma? ¿Por qué la sociedad se muere poco a poco? ¿Por qué no buscamos a Dios? Estas preguntas se han dicho tantas veces, pero quedan ahí. Parecen navegar en el vacío donde no hay gravedad, de la misma forma como vemos a los astronautas flotar como plumas.
Los problemas amorosos duelen; la pérdida de familiares aún más, pero la vida tiene que seguir su curso. Nadie puede detener para siempre el minutero de un reloj por capricho, pero sí podemos frenar o tratar de disminuir los índices escalofriantes que se registran en Panamá en materia de suicidios. Lo único que tenemos que hacer es trazar un plan donde participe el gobierno, la sociedad civil, los especialistas y, lo más importante, los medios de comunicación social.
Existen estudios serios que ratifican como una de las principales causas de suicidio la estabilidad laboral. Esto tiene mucho que ver con la pérdida de los empleos y la interacción saludable que exista entre trabajadores y empresarios. En este país, es común que la gente lo haga por problemas económico, pero en cierta forma pudo haber sido porque la persona perdió un empleo.
¿Qué tenemos que hacer? Lo primero, reiteramos, es formar un núcleo fuerte que se dedique a llevar asesorías en los planteles. Afortunadamente existe ya una fundación que ha tomado la iniciativa. Lo segundo, es cambiar en parte la conducta agresiva que habita en los corazones de algunas personas para evitar afectar psicológicamente a los ciudadanos y, por último, como medio de comunicación es educar, instruir al individuo con mensajes sanos que ayuden a los potenciales suicidas a que no lo hagan porque nunca se soluciona nada con tomar esta decisión. Estamos a tiempo por el bien de nuestra sociedad.