Es alarmante y, por qué no, espeluznante la cifra de personas que han intentado quitarse la vida y los que han logrado hacerlo en los últimos años en Panamá. Una soga, pastillas, químicos, pistolas y algunos sitos altos como edificios y puentes forman parte de las alternativas que estudia el suicida para decir adiós, pero preguntémonos: ¿por qué lo hacen?
La razón principal es porque hay un vacío en su alma. Sienten que nadie los quiere. Esto ocurre porque no han encontrado la paz en Cristo, pero también existen otras razones de peso que pasan desapercibidas en los empleos.
Una de las principales causas de las que hablamos es la inestabilidad laboral. Esto quedó demostrado en las Jornadas Internacionales de Prevención del Suicidio, celebradas en París recientemente, donde se hizo hincapié en la que el trastorno o inestabilidad laboral es la causa del fenómeno. Los despidos o el acoso moral en el lugar de trabajo pueden tener consecuencias trágicas en el equilibrio psicológico de las personas de 25 a 44 años.
Si nos vamos al detalle, podríamos destacar que en Panamá existen jefes que amenazan a sus empleados por tres vías: Verbal, escrita y física, pero la más común es enviándoles memorando que los dejan en tres y dos.
Ningún trabajador puede rendir el máximo si tiene un puñal en el cuello con una inscripciones que dice: "si te equivocas te mato". La peor fórmula utilizada para ser más eficientes es precisamente ésta, lo cual demuestra que la humanidad no ha crecido porque existen aún hombres y mujeres de las cavernas.
Si queremos tener rendimiento, no contribuyamos a los suicidios. Sumemos a nuestros trabajadores al equipo y no lo excluyamos, pero lo más hermoso es tener presente que Dios desea que le abramos el corazón para salvarnos.