La miseria moral y espiritual que tanto criticó en su tiempo el afamado escritor francés Víctor Hugo, en su obra Les Misérables, se ha convertido, 200 años después, en el sello que identifica a una selección francesa que no gusta, que ha traicionado a su afición y es el motivo de burla en el orbe.
La gota que derramó el agua fue la desfachatez con la que los jugadores se negaron a entrenar el domingo como medida de protesta no sólo por la expulsión de Nicolas Anelka, sino porque la decisión de dar de baja al delantero se tomó después de que la prensa dio a conocer que el Anelka había insultado al técnico Raymond Domenech.
La reacción de los medios escritos franceses no se hizo esperar. Los periódicos cuestionaron a los jugadores por el comportamiento que han tenido durante el campeonato del mundo, del cual podrían ser eliminados hoy, pero también señalaron como culpables a los directivos de la Federación Francesa de Fútbol (FFF) y a su todavía técnico, Domenech.
Los medios de comunicación franceses tildaron "de niños mimados" a los jugadores galos.
INTRIGA
Este motín futbolístico tiene como protagonista a Zinedine Zidane, señalado como el instigador de lo que será recordado como la segunda 'Revolución Francesa' y 'Toma de la Bastilla', aunque ayer el ex jugador se encargó de negar su participación intelectual en esta intriga.
Este bochornoso episodio ya empezó a sentir sus repercusiones, varias empresas patrocinadoras estarían por salir en estampida de la FFF.
El otro motivo de la disputa interna hay que leerla entre línea, pues el editorial de L'Equipe, tras la derrota contra México, denunció una guerra de clases en el seno de la selección, ya que supuestamente los jugadores no soportan la presencia de Yoann Gourcuff, un centrocampista de la clase media alta francesa.
REACCION
Ayer ese mismo diario dedicó un buen espacio para analizar la negativa de los jugadores de entrenarse, a 72 horas de jugar por su continuidad o no en Sudáfrica.
¿Rebelión? No, un capricho. ¿Una huelga? No, cobardía. No nos engañemos. La solidaridad republicana que mostraron nuestros jugadores ayer (domingo) al mundo es una ilusión", analizó el diario.
Prosiguió: "La (federación) ha creado una farsa; su espuma es sólo una bomba fétida que sigue explotando".
Sobre la figura del capitán Evra agregó: "Patrice Evra ha demostrado que confundió el papel de capitán con el de líder de una banda".
También se habló del entrenador nacional: "Al prestar ayuda a esta mascarada y leer él mismo el comunicado de los jugadores, Raymond Domenech perdió su última oportunidad de mostrar algo de estilo y coraje".
Por su parte, Le Parisien mencionó: "Cada día, 'les Bleus' superan las fronteras de lo inaceptable (...) Esta banda de niños mimados, a quienes se deja hacer lo que quieren bajo su entera jerarquía, no tiene límites ni sentido del deber, tan cerca del partido contra Sudáfrica".
"Tener el peor equipo del Mundial ya era insoportable. Tener también el más estúpido es intolerable (...) El motín en Knysna siempre será el Waterloo del fútbol francés".
Le Figaro dice que el comportamiento de los jugadores: "Es un suicidio colectivo (...) ayer (domingo) en Knysna, la selección francesa se puso en ridículo frente a todo el mundo. El 'campo de los sueños' se convirtió en el escenario de una pesadilla. Fue casi alucinante. Esto es un psicodrama que quedará en la historia de los Mundiales. La selección francesa ha quedado reducida a cenizas".
Liberation levantó el dedo acusador sobre Anelka.
"Si esta farsa tiene un colaborador culpable (Nicolas Anelka) y culpables (todos aquellos jugadores 'en huelga' que no se merecen su salario ni la oportunidad de ejercer la profesión que soñaron desde niños), hay también alguien que es responsable por todo esto: el técnico de la selección francesa de fútbol".
"Los tomamos como modelo para los niños que han perdido su camino en la vida, pero en realidad son sólo comerciantes lujosos de un deporte que ayer (domingo) perdió mucho crédito en Francia".
Ayer el técnico Domenech expresó que la conducta de los jugadores "era una aberración, una imbecilidad, una estupidez sin nombre"... la pelota guerra existe y si no es así, la pelota pega en el palo.
Lo que queda claro es que este tema no terminará ni con la eliminación de Francia del Mundial, esto irá más allá y Laurent Blanc, sucesor de Domenech, tendrá entre sus tareas reconciliar a la afición con el equipo.