La Iglesia Católica a través de su arzobispo decidió jugar un papel protagónico en la crisis en la que vive inmerso el país desde hace cuatro semanas, a raíz de las reformas al sistema de seguridad social, que incrementó la edad de jubilación.
Quizás esa sea una de las pocas instituciones del país capaz de llevar a la mesa de negociaciones al gobierno y a los huelguistas del Frente Nacional por la Defensa de la Seguridad Social (FRENADESSO).
La intervención de los obispos, así como el contacto que éstos han mantenido con el Ejecutivo y la dirigencia de FRENADESSO, hacen vislumbrar una salida al final del túnel.
Ahora lo que corresponde a las partes es sentarse a dialogar de manera amplia y respetuosa, con el único objetivo de lograr las mejores alternativas para la Caja de Seguro Social.
La realidad es que la institución enfrenta una crisis financiera. Por años la CSS ha funcionado como el juego de la pirámide, donde los que están abajo (los cotizantes) cubren los pagos de los que están en la cúspide (los jubilados).
Los representantes de los sectores que asistan el diálogo deben ser gente pensante y conocedora del problema del Seguro Social. Gobierno y FRENADESSO tienen que entender que la hora de los discursos y la demagogia han pasado y es el momento de las propuestas.
Así mismo el gobierno debe dar a conocer las sumas que se esperan recaudar con las reformas introducidas con la Ley 17, porque de esa forma los otros actores del diálogo pueden aportar alternativas para sustituir esos ingresos.
Ojalá que la participación activa de la Iglesia abra los caminos de entendimiento para una nación que se desgasta desde hace casi un mes en la controversia.