Me lancé por la Tumba Muerto rápidamente. Pasé unos policías que habían cerrado la vía, para dirigir el tranque debido a las protestas contra la nueva ley del Seguro Social. Quería botar el estrés, de toda una semana de alteración del orden público por estas protestas, ese sábado 4 de junio.
Decidí ir a Portobelo, donde se anunciaba una exposición artística, "no una feria".
Llegar a Portobelo fue fácil, pues su carretera está en magníficas condiciones. Seguía mi patrullaje de "turismo interno", por este bendito país que muchos no conocen bien.
Se había anunciado que a la una de la tarde comenzarían las exposiciones. Luego de comprar artesanías y visitar al Cristo Negro, (pedirle un milagro y ponerle una vela morada), comencé a conocer cómo es el panameño.
En las oficinas del Instituto de Turismo dijeron que "faltan quince minutos para arreglar la exposición".
Me quedé callado, cosa que es raro. Un grupo familiar de turistas se quejó de la tardanza. Alegaron que en "quince minutos no estarían en Portobelo".
Realmente, ir a ese lugar era algo fuera de lo común. El ambiente de tranques y huelgas que vivía la ciudad, y el cielo negro por lluvia, desanimaban a cualquier.
Haciendo buen ánimo se decidió ir a almorzar. En la ruta hacia Portobelo hay buenos restaurantes, algunos de extranjeros.
Luego de disfrutar de frescos mariscos, mi compañera quiso conocer lo que había "más allá" de Portobelo. La verdad no nos gustó la falta de puntualidad de los organizadores de los actos.
Y así comprobamos que la carretera que conduce a La Güaira se está destruyendo poco a poco.
Cada vez que mi auto caía en huecos, lanzaba improperios al MOP y al flamante director del IPAT.
Cualquiera con dos dedos de frente sabe que hay que arreglar esos veinte kilómetros, para impulsar el turismo hacia la hermosa isla.
Ojalá que no ocurra como la Interamericana, que el gobierno arnulfista dejó que se dañara porque no la reparó a tiempo.
En isla Grande se notaba el impacto de la huelga contra la ley del Seguro. No había casi turistas. Regresamos esquivando los cangrejos que cruzaban la carretera.
Y no vimos las exposiciones de Portobelo, porque como "buenos panameños" no las tenían lista a tiempo.