Lo denunció una, dos y hasta tres veces, pero las autoridades no creyeron en su temor y ahora su muerte no puede ser enmendada.
Su asesino la conoció hacía unas dos semanas y la acosaba. Ella- molesta y nerviosa, se quejó ante el administrador del hotel donde laboraba y contó el problema a su familia.
Se trata de Keyla Mayrobi Arango Marmolejo, de 21 años, quien se convirtió en una más de las tantas víctimas que han dejado hombres obsesionados.
La tarde del pasado martes, 14 de junio, fue hallado el cuerpo de Keyla en la habitación Nº 116 de la Pensión Bella Vista, en el mismo corregimiento.
Ella cumpliría 22 años el próximo 27 de julio, pero Orlando Moreno, de 30 años, la mató. El criminal la degolló con una guillette y le cortó las venas de las manos.
A Orlando nadie lo invitó a la pensión; tampoco violentó la puerta para ingresar y perpetrar el homicidio.
Primero se hospedó como cualquier cliente en la pensión el pasado lunes, a las 6: 20 a.m.; luego esperó que el mensajero y los clientes de la habitación Nº 116, se fueran.
En dicha habitación, pareciera que un tornado hubiese pasado. Todo estaba tirado producto del forcejeo que la víctima sostuvo con su asesino.
Keyla tenía casi cuatro meses de trabajar en la Pensión Bella Vista como recepcionista y mucama. En tanto que el homicida se ganaba la vida cuidando autos en los alrededores del consorcio Bella Vista y entre los vicios que se le conocía, está el consumo de droga.
En una factura de caja menuda aparece el registro oficial donde Orlando durmió en la habitación 114, por la cual pagó B/.15.00, por 24 horas de estadía. Desde el dormitorio, el homicida tenía vista total hacia la habitación donde mató a Keyla.
EL HOMICIDA
Luego del suceso, Orlando Moreno fue indagado por la Policía y la PTJ, y aceptó el asesinato. Confesó que se había hospedado en la Pensión Bella Vista porque quería estar con ella. También explicó que no era su novia.
ELLA
Dejó en la orfandad a una niña de tres años. La víctima vivía con sus padres en el corregimiento de Las Mañanitas. "Como hija, era excelente", dijo una de sus hermanas.
Ella ayudaba a comprar los medicamentos de la hermana, quien está enferma, y uno de sus deseos que dejó inconcluso era comprar una nevera para regalársela a sus padres.
DETALLES
El mensajero estaba comprando comida y la familia hospedada en la pensión entregó las llaves a la víctima para que limpiara la habitación Nº 116.
Según un testigo muy cercano, con Orlando había un tipo de tez blanca, a quien topó en la entrada de la pensión. Ese sujeto se hizo pasar por colombiano y hasta le sacó un "fajo" de dinero. Vestía con piezas de marca, y luego del homicidio "se mandó a perder".
El supuesto extranjero estuvo indagando mucho sobre la pensión: personal, horario y demás. También mostró interés en mantener alejado del lugar, a parte del personal.