Seguiremos siendo el país de las mil maravillas y de las mil falsedades. No hay duda de que eso sea así. En este querido Panamá hay médicos que en la mañana se resisten a prestar el servicio por la bendita huelga, pero en la tarde se van a sus clínicas privadas a prestar servicios. ¿Por la plata baila el mono? Respóndalo usted.
El otro caso similar es el de los docentes. Cobran su salario en la quincena durante la huelga y en la tarde o la noche se van a dictar clases a las universidades privadas.
Qué clase de ciudadanos son estos que viven una lucha de mentira, cuando todos conocen que lo que no quieren es trabajar las ocho horas.
Si usted es de estas personas que de día es una cosa y de noche otra, debe tomar en cuenta que su reputación está por el piso. Parece que le preocupa más recibir un salario bueno -por trabajar poco en el gobierno- y seguir ganando el tajadón en su clínica privada.
Un buen ciudadano, si quiere ser ético, abandona la carrera pública y se dedica única y exclusivamente a atender su negocio privado.
Tener doble personalidad no le favorece a nadie que pretende convencer a los demás de que su posición es la correcta, sobre todo si se trata de un hecho trascendental como paralizar sus labores a consecuencia de una huelga nacional que afecta a miles de panameños, sobre todo a esos miles de panameños pobres que necesitan atención y educación.
Por el amor de Dios, tenga humildad y no practique la doble moral porque tarde o temprano sus pacientes se darán cuenta del juego y la burla a la que son sometidos.