EDITORIAL
Día del Padre
Hoy, la sociedad panameña está de júbilo por la celebración del Día del Padre.
El momento es oportuno para reflexionar acerca del rol que desempeña esa figura dentro de la estructura familiar.
La celebración en Panamá se remonta la década del cincuenta cuando el presidente Arnulfo Arias Madrid y el ministro Alfredo Alemán, sancionaron la ley que creaba oficialmente el Día del Padre en la República de Panamá.
Pero el verdadero padre del Día del Padre fue el periodista Ignacio De J. Valdés (Nacho), quien inició un movimiento de esa índole en 1947., que luego acogió la Asamblea Nacional.
Ser padre encierra más que tener ‘retoños’; conlleva responsabilidades y un amor infinito tal como lo ha demostrado el Padre Celestial para con sus hijos en la Tierra.
Y ciertamente así los hay en Panamá. La figura masculina dentro de la sociedad tiene su representación en aquellos padres abnegados tanto o más que las madres, que se toman en serio su papel y se preocupan por los caminos que han de andar sus frutos.
Hay padres que tienen presente su función las veinticuatro horas del día; los hay sacrificados; los que dan el todo por el todo con tal de ver siempre la sonrisa en los rostros de sus vástagos; los hay de aquellos que no duermen por velar el sueño de sus pequeños; de los que dedican su tiempo libre a otorgar a su hijo esparcimiento y compartir entre conversaciones, comidas, paseos y pasatiempos.
Panamá también tiene padres muy especiales y son aquellos que adquieren el compromiso de educar y vigilar el sueño de los hijos que no son de su sangre. Esos padres valen por todos los padres, pues como reza el dicho "Padre es que el cría, no el que engendra".
Pero también es una realidad que en Panamá hay hombres que tienen hijos, pero no son padres. Se encuentran aquellos que en un momento irresponsable engendraron la semilla, pero sin intenciones de preocuparse por cultivarla; también están los hombres que se sienten papás mientras dura su entusiasmo con la madre del hijo, como si acaso ser padre dependiera del tiempo que dura el enamoramiento.
También hay aquellos hombres que engendran un hijo y luego se dan a la tarea de negarlos a los cuatro vientos.
Que este día sea bueno para felicitar a todos aquellos padres que se sienten como tales y exhortarlos a continuar desempeñando ese papel que los hace especiales. Y a los otros, Dios también los bendiga.
El Día del Padre tiene que tener mayor cohesión y superar los parámetros del jolgorio y la borrachera que tanto promocionan en el comercio local.
Tiene que ser un concepto de familia unida y de solidaridad cristiana.
PUNTO CRITICO |
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