Qué cantidad de personas encontramos en la vida que son tímidas, y que creen que no pueden hacer nada contra la timidez.
Contra esto se han construido mitos monumentales y han creído que es un mal terrible que no se vence, que es incurable. ¡Y nada es cierto! Según muchos psicólogos la timidez es un malestar pasajero, la timidez ¡se vence! Hay que tener en cuenta que la timidez sólo ataca parcialmente la conducta y por eso se pude vencer.
Técnicamente, la timidez es: "una inhibición parcial de las formas usuales de conducta, ante la presencia de otras personas, especialmente cuando uno es objeto de atención". Uno se inhibe cuando se encuentra con otras personas y uno siente que es el centro de toda la atención. ¡Eso es todo el problema! Esto se puede curar, y se cura de la siguiente manera:
Incremenete la confianza en usted mismo. Usted es una persona que vale mucho. Usted es una persona que tiene muchas cualidades, muchas capacidades; confíe en usted mismo. Cuando le ataque la timidez, tenga la entera convicción de que lo que usted está haciendo o diciendo en presencia de otras personas es correcto y adecuado: esto es fundamental. Si usted está convencido de que lo que a decir es bueno, honesto y correcto, entonces esto lo va a ayudar a vencer la timidez. Pero si hay inseguridad... "Es que no sé si lo que voy a decir es bueno..." "Es que como yo soy tan tonto..." "Como yo no pienso las cosas..." ¡Rompa con esto! ¡Usted puede! Convénzase que usted piensa bien, que tiene buenas ideas, que ha hecho cosas muy buenas, y cuando se le ocurra una buen idea, o una buena acción, ¡dígalo!, hágalo convencido de que es bueno. Ejercite el arte de las relaciones personales y el arte de la conversación. Estas son vacunas seguras contra la timidez. En la medida que usted perfeccione su conducta ante los demás y aprenda a expresarse con claridad, con precisión, con amenidad, la timidez irá desapareciendo. Como e muchas otras cosas, sepa que los actos concretos derrotan a las inhibiciones. Por eso, si usted es tímido y le tiene miedo a la gente, ¡láncese!, no tenga miedo, converse.
Hay que lanzarse directamente al miedo. Hable, hay que ejercitar un acto que venza al miedo.
Quizás al comienzo le de temor, le tiemblen las piernas y no le vaya del todo completamente bien; pero la práctica constante, el ejercicio constante y el aprendizaje adecuado resolverá esos problemas. |