Todo indica que el diálogo entre los huelguistas del Frente Nacional en Defensa de la Seguridad Social (FRENADESSO) y una Comisión designada por el gobierno, no va para ningún lado. En pocas palabras se ha jugado con la opinión pública y no hay mayor interés de ninguna de las partes para resolver la situación.
El parapeto de conversaciones que se inició la semana pasada para entretener a la comunidad degeneró el domingo en insultos. Horas y horas de un supuesto diálogo, no registran mayores avances.
Las partes involucradas parecen primadonas que esperan destacar ante las luces de las cámaras de la televisión, de los diarios y de las transmisiones de las estaciones de radio. El afán de protagonismo parece ser uno de los escollos que impiden que los involucrados se acerquen hacia una salida.
Lo que se percibe es que en cualquier momento el diálogo se acaba y las partes arreciarán en sus posiciones: FRENADESSO volverá con sus protestas y tranques de calles; el gobierno optará por la represión.
Todo indica que los dos sectores están midiendo fuerzas, para ver quién se cansa primero. En esa línea, el gobierno tiene la ventaja. Los obreros de la construcción, docentes, médicos y administrativos del Seguro Social, no pueden permanecer de manera indefinida en huelga.
Sin embargo, ya el sector empresarial está reclamando un alto a la huelga, que si bien no ha afectado la mayor parte de la actividad productiva, sí está reduciendo sus ventas.
Las esperanzas de una salida negociada a la huelga se disipan, por lo tanto la población debe prepararse para otra semana de paro. Ojalá estemos equivocados.