El Tribunal Especial para Sierra Leona acusó ayer al presidente de Liberia, Charles Taylor, de crímenes de guerra y contra la humanidad.
La Corte Especial también le inculpó por tener "gran responsabilidad" en los diez años de guerra civil que sufrió Sierra Leona.
La fiscalía del Tribunal, autorizado por la ONU y creado en principio para juzgar a los rebeldes de Sierra Leona, emitió una orden de arresto contra Taylor, quién está en Accra, capital de Ghana, reunido con representantes de las fracciones rebeldes de Liberia en conversaciones de paz.
Las autoridades ghanesas, que invitaron a Taylor para las negociaciones, afirmaron no tener la orden de arresto en sus manos y dijeron que, por tanto, no podían proceder a la detención del presidente de Liberia.
Minutos después que la acusación fuera hecha pública, Taylor, visiblemente nervioso, abrió la "jornada de conversaciones" con los rebeldes y se negó a dar su opinión a la prensa sobre la orden de arresto dictada contra él.
Posteriormente indicó que buscaría la formación de un "Gobierno de unidad" en Liberia para llevar a cabo una transición tras el fin de su mandato, en enero de 2004.
La acusación del Tribunal coincide con las conversaciones de paz que Taylor y los rebeldes, que controlan gran parte de Liberia, mantienen en Ghana para intentar acabar con los enfrentamientos que perturban la estabilidad del país.
Un diplomático de Africa occidental en Freetown, que prefirió mantenerse en el anonimato ante posibles represalias, declaró que la detención de Taylor no era oportuna debido a la situación política que atraviesa Liberia.
El presidente liberiano, un antiguo "caudillo" que se convirtió enjefe del país, está acusado de respaldar a los insurgentes del Frente Revolucionario Unido (FRU), quienes durante diez años lucharon para apropiarse de los diamantes y del gobierno de Sierra Leona. |