No se trata de una competencia olímpica. Es mucho más que eso. Llegar a alcanzar la eternidad es fácil, pero difícil en el corazón, no obstante, lo primero y más importante que hay que entender y recordar siempre es que Dios nos ama.
La Biblia nos dice que todos somos pecadores y todos hemos pecado "... No hay justo, ni aún uno." Romanos 3: 10 y en Romanos 3: 23 "Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios."
¿Por qué debemos sentirnos preocupados al ser pecadores? Cuando pecamos rompemos las leyes de Dios. Cuando rompemos las leyes, hay que pagar multas (o penalidades). La Biblia claramente nos dice cual es la paga del pecado. "La paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús." Romanos 6: 23
Podemos ver la solución de Dios a nuestra naturaleza pecadora en el texto anterior de Romanos 6: 23 "... más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús."
Hasta este punto, Dios ha hecho todo. El nos ha amado. Nos ha mostrado nuestros pecados. Nos ha dicho cuál es la paga de esos pecados.
Cuando nosotros creemos en Dios y en nuestro salvador Jesucristo y confesamos que El es nuestra única esperanza de salvación, vamos a cosechar (o recoger) las recompensas de la gracia de Dios, pero hay algo importante que debemos decir:
"Sé que soy pecador y confieso que he pecado en tu contra. Sé que merezco pagar por mis pecados. Pero creo que Jesús murió para pagar por la deuda de mis pecados y pido el regalo que Tú has ofrecido. Ven a mi vida y sálvame, de manera que ahora tenga vida eterna en el Reino de Dios. Ahora dependo solamente en Jesucristo para mi salvación. Ayúdame a vivir para tí y ayúdame a ser un buen Cristiano. Lléname con tu Espíritu santo. Gracias por el regalo de la vida eterna, tu hijo, Jesucristo, y gracias por enseñarme el camino. Amén".