EDITORIAL
Bienvenida a una Reina
Eran las cuatro de la madrugada y todos los televisores estaban encendidos en Panamá, pero en Puerto Rico había una chica que no pensaba en ese momento en la Copa del Mundo, simplemente en su retorno a tierras panameñas. Justine Pasek, luego de superar con creces a las mujeres más hermosas del universo y colocar el donaire y la dulzura de Panamá en el sitial más alto que ha llegado panameña alguna se alistaba para emprender su retirada hacia el país que con toda su admiración la esperaba.
Algunos se preguntarán ¿Qué le faltó a Justine para ganar este concurso?, pero nosotros sólo decimos que su naturalidad y genial personalidad arrasó para darle orgullo a Panamá, un país huérfano de alegrías. Aunque algunas preguntas realizadas a su llegada fueron como ametralladoras que trataron de desmoronar su alegría, ella supo hacerles frente con mucha dignidad y candidez. Esa sonrisa y su mirada segura, alimentan nuestro espíritu ayudándonos a pensar que podemos salir de nuestros problemas.
Justine simplemente nos enseñó, con todo este proceso, que la solución de los problemas y de los retos, no está en las quejas, sino en enfrentarse dignamente a las situaciones. Ella supo aprovechar el mínimo apoyo para hacer resaltar su belleza física y mental.
Ojalá que esta alegría por el triunfo que nos ha dado la Miss Panamá, nos sirva como bálsamo para soportar los problemas de violencia y corrupción que nuestro terruño está viviendo. A la encantadora Justine sólo nos queda sólo agradecerle por la satisfacción traída a este pueblo que tal pareciera que no iba a sonreír por mucho tiempo. Enhorabuena nos has llenado de alegría. Solamente nos resta exhortar a los encargados de organizar el concurso Miss Universo del 2003, que se hagan los preparativos con anticipación, para lograr una buena representación y que el país cumpla dignamente ese compromiso.
PUNTO CRITICO |
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