La efervescencia ha comenzado y los aficionados de todo el mundo, sólo esperan el silbato inicial del árbitro en el encuentro inaugural entre el campeón defensor Francia y la representación africana de Senegal. Cada cuatro años, cientos de millones de personas dedican gran parte de su tiempo a la observación, análisis, conversaciones y hasta apuestas cuando el certamen de mayor prestigio en el mundo deportivo se da inicio. Pocas manifestaciones de la cultura humana crean tan grandes expectativas como el fútbol, al punto de crearse lo que algunos expertos han llamado una subcultura.
Cada encuentro subyuga la voluntad de los espectadores, bajo el movimiento hipnótico de un balón, las estrategias de la dirección y las habilidades de los jugadores, atletas de élite, compensados muchas veces con los salarios más exorbitantes de cualquier disciplina deportiva.
A pesar de las acusaciones de malos manejos administrativos y de la amenaza de quiebra, que han ensombrecido la seriedad de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), ésta sigue adelante bajo la regencia del suizo Joseph Blatter sin perder nada de la magia que reviste a este bello deporte.
Nuestra región está representada por equipos con tradición, como Argentina, Brasil, Uruguay, México y Paraguay y también por nuevos y emprendedores combinados que pretenden alcanzar un lugar de honor en cada certamen ecuménico como lo son Costa Rica y Estados Unidos. |