Decía un amigo periodista del porqué la gente compraba banderitas de los equipos que acudían al Mundial de Fútbol en Asia y no la bandera panameña. De una vez, me quedé con la interrogante, pero era sencillo dar una respuesta: Puesto que Panamá jamás clasificó al Mundial y todos quedamos decepcionados por la mala racha en el balompié, la gente prefirió dedicarse a buscar las enseñas patrias de Brasil, Argentina, España, Inglaterra o Uruguay. Incluso hasta yo compré dos banderas: la de Alemania y Francia, mis equipos favoritos.
Aquella vez en que Panamá comenzaba la clasificación para acudir a la Copa del Mundo "Corea Japón 2002", la gente se desbordó de felicidad ante la posibilidad de que nuestra selección de jugadores pisara las canchas del evento deportivo más importante del mundo. El que fue el mayor movimiento de masas en la historia del fútbol panameño, los ciudadanos organizaron la "Marea Roja", a favor de la promoción de los valores patrióticos y la asistencia a los estadios, para celebrar la victoria de nuestro equipo.
Pero, como el sueño apacible que se convierte en pesadilla, Panamá cayó vencido ante el todopoderoso México, fue humillado en Trinidad y Tobago y eliminado por el Canadá, en el año 2000. La gente perdió los ánimos, los deportistas fueron olvidados y la marea bajó. Una amiga chorrerana dijo tras la debacle en el fútbol: "Jamás iremos a un Mundial con semejante equipo". Así, Panamá volvió a fracasar en su intento de llegar a la Copa del Mundo.
Son tres los motivos del desastre futbolístico panameño. El deporte nacional rentable es el béisbol, un juego competitivo importado desde los Estados Unidos y que ha tenido mayor acogida que el fútbol. Puesto que este deporte se ha vuelto más regionalista, las provincias incluso se han visto representadas en sus equipos, algo que el fútbol no logra obtener.
El béisbol es el deporte nacional, pero también no significa que con él ganaremos el prestigio que con un equipo de fútbol que llegue a un mundial de balompié. A diferencia del béisbol, los panameños beisbolistas somos solamente famosos en la Carpa Grande de Estados Unidos, y nada más. Pero un jugador de fútbol que llega a una Copa del Mundo, es reconocido en España, Francia, Japón, Italia, Inglaterra, África y en toda Sudamérica.
Otro punto es que el fútbol es amateur, no profesional. Tenemos una liga de balompié desorganizada, los jugadores deben trabajar y luego deben jugar en la cancha grande.
Finalmente, llegamos al tema de la dirigencia en el balompié panameño. Las ambiciones políticas y personales, la conspiración interna, la mala administración presupuestaria, el abandono de los estadios de fútbol y la desorganización de las ligas y clubes, han causado el desastre.
Seamos realistas: Jamás iremos al Mundial de Alemania en el año 2006, con semejantes problemas y desorganización en el fútbol. Es más, disfrutemos cómo otros equipos ganan glorias por su esfuerzo escalonado para llegar al éxito. Pues, como van las cosas, será mejor abrir los ojos y decirle al futbolista: "Chico, es mejor que te dediques al béisbol o al baloncesto, porque con el fútbol te morirás de hambre"... |