El Papa Benedicto XVI visitó los campos de concentración y exterminio de Auschwitz y Birkenau, donde se presentó "como hijo del pueblo alemán" y condenó duramente el nazismo.
Asimismo, el Papa imploró la reconciliación "con Dios, con los hombres que sufrieron y con todos los que actualmente sufren bajo el poder del odio y bajo la violencia fomentada por el odio".
"Estoy aquí como hijo del pueblo alemán y por ello tenía que venir. Era y es un deber frente a la verdad y al derecho de cuantos han sufrido, un deber ante Dios", dijo el Papa en el emotivo discurso que pronunció en el campo de exterminio de Birkenau, el mayor del gigantesco complejo de dolor y muerte que ha pasado a la historia como Auschwitz-Birkenau.
"Soy hijo de aquel pueblo en el que un grupo de criminales alcanzó el poder mediante falsas promesas, en nombre de perspectivas de grandeza y de recuperación del honor de la nación y su relevancia", afirmó el Pontífice.
El papa Benedicto XVI añadió que mediante "previsiones de bienestar y con la fuerza del terror y de la intimidación, nuestro pueblo (el alemán) pudo ser usado y se abusó de él como instrumento en la locura de destrucción y de dominio".