REFLEXIONES
"Europa y Panamá"

Carlos Christian Sánchez C.
Relacionista Internacional
Un avión aparece de repente en la Terminal de Tocumen: trae consigo un grupo de empresarios y funcionarios alemanes de la rama del transporte, con el fin de ver las posibilidades en el istmo. En esos instantes, otro grupo de ejecutivos e ingenieros franceses de la firma BCEOM, se congregaban con ministros del gobierno panameño para tratar el asunto de un estudio de factibilidad para luego construir un moderno tranvía para la capital istmeña (el llamado CITADIS). Las dos situaciones nos demuestran que algo pasa en nuestro país: Europa se está interesando en América Latina, en especial Panamá. Los españoles ya invirtieron en empresas de distribución eléctrica (EDEMET-EDECHI) y los ingleses de Cable & Wireless entraron por la puerta grande con la administración del servicio público de telefonía de cableado y celular. Era hora que París y Berlín les tocara venir al clima tropical canalero para probar suerte. Como vemos, el Viejo Continente vuelve a interesarse en nuestra América, no sólo por el tema de la globalización, sino también porque pareciera ser una "política general" de las naciones europeas, el contribuir con el desarrollo económico humano de sus antiguas colonias. Claro, ese fenómeno reaccionario de Europa es una simple muestra de que ellos son ahora un factor de poder dentro del nuevo orden mundial, basado enteramente en la competencia comercial y el dominio de las tecnologías. Pocos notaron una declaración del ministro de Exteriores alemán, Joshka Fischer, del viernes 12 de mayo de este año, en donde hace alusión a la necesidad de crear una "EUROPA FEDERAL Y UNIDA", en cuyo seno estarían todas las naciones del Viejo Continente, dirigidas por un solo presidente, electo por los pueblos europeos y el Consejo Europeo. Días antes, el Premier francés Leonel Jospín, hace similares arengas sobre la urgente tarea de transformar la Unión Europea en una entidad más fuerte, unida política y económicamente, para contribuir al progreso de la Humanidad. Quizás la estrecha relación de los dos pilares de la alianza europea, la dupla franco-germana, signifique todo un desafío al orden instaurado por las potencias de antaño, pero es el regreso de un antiguo sueño, tan remoto como la fundación del Imperio Romano o la coronación de Carlomagno en Aquisgrán. El hecho de que exista el término "europeo" en el lenguaje mundial, ha motivado desde la Edad Media que se intente unificar las naciones del Viejo Continente en una sola entidad política fuerte: La teoría de una Paneuropa Federal y única. En la actualidad, la Unión Europea es un coloso comercial de 350 millones de personas. Posee unos diez millones de kilómetros cuadrados, si contamos el sector ruso europeo y la región oriental balcánica. La fuerza integral de las arcas de los Estados Miembros ha transformado a Europa en la mayor potencia económica del mundo, casi equiparada con los Estados Unidos de América. Hasta ahora, las declaraciones de Joshka Fischer se han centrado en una mera propuesta, muy tentativa por cierto: que el Consejo Ejecutivo Europeo en Bruselas pueda ser el que elija un presidente federal; luego, que se constituya un Parlamento Europeo políticamente integrado, a diferencia del que existe en Estrasburgo, en donde cada país envíe delegados electos de sus congresos nacionales. Será respetada la integridad territorial y política de los Estados Miembros, así como los idiomas, las tradiciones culturales. Además, al expandirse la Unión federativa, el EURO como moneda, tendrá vigencia e influencia decisiva en el comercio. La creación de una Europa Unida no sorprende a nadie. Mas aún cuando vemos que los mismos europeos ya parecen trabajar en conjunto para invertir en nuestros países de la América Hispana.
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