NO RETROCEDERA Fujimori apuesta en riesgosa elección peruana

Agencias
Internacionales
El presidente Alberto Fujimori, acorralado por la oposición y la crítica internacional, mostró su instintiva línea dura que ha marcado sus dos mandatos en Perú al insistir en mantener la elección del domingo pese a los cuestionamientos sobre su legitimidad. Es la movida de un estratega que probó ser un maestro en las crisis en sus 10 años de gobierno y quien mostró su cabeza fría en el conflicto de 1997, cuando ordenó un arriesgado rescate de 72 rehenes de manos de guerrilleros marxistas en la residencia del embajador japonés en Lima. El Jurado Nacional de Elecciones, acusado por opositores y analistas de estar bajo el control de Fujimori, rehusó el jueves posponer la segunda ronda del comicio presidencial, pese al boicot anunciado por su rival, Alejandro Toledo, quien acusa al mandatario de preparar un fraude para ganar un inédito tercer quinquenio sucesivo. Fujimori, quien supera a Toledo según los sondeos, considera que pese al boicot ganará las turbulentos comicios con suficientes votos para enfrentar las críticas internas y externas desde su posición fuerte. "(Fujimori) ha preferido la confrontación total, exactamente igual al ingreso a la residencia del embajador japonés, y a partir de los resultados enfrentar cualquier crisis desde una posición de fuerza", dijo a Reuters un alto observador electoral que pidió el anonimato. "Fujimori nunca ha negociado", agregó, al decir que la línea dura de Toledo de abstenerse ha profundizado la crisis electoral, que afectaría las relaciones con la comunidad internacional, incluído Estados Unidos. El presidente Bill Clinton dijo el viernes "lamento profundamente la decisión de las autoridades electorales peruanas de proceder con las elecciones este próximo domingo, a pesar de las bien documentadas preocupaciones de observadores de la OEA". Clinton agregó que aún una breve postergación podría dar a la Organización de Estados Americanos, que preveía supervisar la contienda, una oportunidad de hacerlo con mayor confianza. La misión de la OEA dijo el jueves que no avalaría la elección, y adelantó que no será "libre y justa. Analistas políticos en Perú opinaron que un retraso en la votación habría enviado un mensaje interno y externo de que el presidente había sucumbido a la presión, y que había atendido a llamados internacionales para que reforme su muy criticado gobierno autoritario. Ya se vio como Fujimori retrocedió tras los cuestionados resultados de la primera vuelta del 9 de abril. Los analistas añadieron que era poco probable que cayera de nuevo ante la presión por dos veces en tan corto plazo. "Fujimori está esperando que las aguas se calmen después de las elecciones...Está esperando alguna legitimidad del voto popular. Es un camino riesgoso, pero es la única salida", dijo el analista peruano Fernando Tuesta en declaraciones radiales. En la contienda de abril, Fujimori quedó a menos de 20.000 votos de proclamarse definitivamente, después de cuatro días de conteos manchados de denuncias de irregularidad y supuesto fraude. Estados Unidos y la OEA llamaron a una segunda ronda, incluso antes que se divulgaran los resultados oficiales. La Casa Blanca y la OEA habían pedido mejoras democráticas en Perú, país con uno de los peores registros en violaciones de derechos humanos en la región debido a ataques contra la libertad de expresión y la manipulación de la justicia. La OEA pidió que se terminara la guerra sucia, el cierre de la televisión abierta a la oposición, el uso de los recursos del Estado y un mejor sistema informático de cómputo para respaldar la elección presidencial. Pero Toledo, también fustigado por el gobierno y analistas políticos, dijo que la OEA había dado a Fujimori una oportunidad de salvar su cara al permitir un retraso de 10 días, la mitad del tiempo exigido por él para participar. Fujimori estuvo en vías de aceptar la propuesta de la misión de la OEA, pero las negociaciones sucumbieron luego que Toledo insistió en un mitin que sólo aceptará una postergación de tres semanas, acusando al plazo de 10 días como un "truco", según fuentes oficiales y reportes de prensa. Muchos diplomáticos y observadores electorales, en privado, manifestaron su furia sobre la línea dura de Toledo. "Es un hombre indeciso, inescrupuloso, poco serio en sus compromisos e incapaz de entender las sutilezas de las negociaciones políticas", dijo a Reuters un alto miembro de observación electoral. "Desgraciadamente ganaron los duros de ambos bandos", dijo el analista político y periodista Jaime de Althaus.
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