Algunos sectores rechazan las propuestas para establecer un régimen laboral especial en el área de Puerto Armuelles, que constituye una nueva alternativa para tratar de revivir el negocio bananero en el distrito de Barú.
Al final del día son los baruenses los que deben decidir si se acogen al nuevo sistema para así salvar las plazas de 2, 800 obreros que laboran en las plantaciones de banano.
El experimento que se adoptó a principio de la pasada década, donde el sindicato pasó a manejar la actividad bananera en reemplazo de la transnacional Chiquita Brands, no funcionó. La Cooperativa de Servicios Múltiples de Puerto Armuelles (COOSEMUPAR) está quebrada y con deudas cercanas a los 58 millones de dólares.
Las reformas establecen que las empresas de Barú no estarán obligadas a realizar convenciones colectivas durante los primeros 10 años de operaciones. También se introducen cambios en torno al día de descanso semanal, que pudiera ser cualquier otro día y no necesariamente el domingo.
No hay duda que la situación de crisis que atraviesa el Barú hace difícil la inversión extranjera y a menos que se produzcan cambios atractivos para el capital, no habrá nadie que se atreva a asumir la explotación del llamado oro verde de Puerto Armuelles.
Es cierto que se afectarán algunas conquistas tradicionales de los trabajadores, que fueron ganadas en la época dorada del negocio bananero, pero ahora la situación es otra y hay que adecuarse a la realidad, de lo contrario la pobreza seguirá imperando en el Barú.