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Los niños son lo únicos que logran comer arroz. (Telefoto: EFE)
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La región del sur de Birmania arrasada por el ciclón ya sufre una crisis alimentaria que se extenderá al resto del país, y su gente afronta las amenazas de la desnutrición y la hambruna a menos que reciba comida de forma inmediata
Así lo advirtió a Efe la representación en Rangún de Acción Contra el Hambre (ACF), una de las pocas agencias internacionales de ayuda humanitaria que tienen permiso del régimen para trabajar sobre el terreno en Birmania (Myanmar).
Tres semanas después de que la tormenta tropical arrasara el delta del río Irrawaddy, el difícil acceso, la enorme destrucción y la lentitud en la respuesta a la emergencia de las autoridades y el bloqueo de la gran cantidad de ayuda exterior, han llevado a que pueblos enteros todavía no hayan recibido alimentos.
"La situación es muy grave, necesitan comida ya, en algunos casos puede ser cuestión de horas", señaló Franck Vanetelle, especialista en seguridad alimentaria de la ONG francesa.
Vanetelle recordó cómo incluso en los primeros días después del paso de Nargis, cuando pudieron viajar sin problemas a la población de Bogalay, donde el 90 por ciento de las casas fueron destruidas por el ciclón, las raciones de arroz ya habían quedado reducidas a la mitad.
Ahora, los más vulnerables son los niños, los únicos que ahora logran comer algo de arroz de las raciones de sus padres, y que en dos meses pueden empezar a morir si no fortalecen sus defensas frente a las enfermedades con las proteínas y vitaminas que no hallan en el cereal de pésima calidad que consumen, el que les ha quedado de las cosechas destruidas.
CATASTROFE
78 mil personas perdieron la vida y dos millones y medio de damnificados, según datos de Naciones Unidas, una crisis nutricional podría elevar el saldo mortal admitió ayer el gobierno birmano. Además temen brotes de cólera, dengue o malaria en las zonas donde opera en el delta, ya se han registrado los primeros casos de diarrea severa.
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