Los bomberos continuaban ayer luchando con un incendio forestal persistente en las montañas de Santa Cruz, en California, que ha quemado hectáreas de secoyas con edades de varios siglos, destruido por lo menos 17 casas y desplazado a centenares de personas.
Casi 2,000 residentes tuvieron que abandonar sus viviendas, más de 450 de ellos de manera obligatoria, mientras casi 2,700 bomberos y varios aviones tanque y helicópteros continuaban arrojando agua sobre la zona, afirmó Dave Shew, un jefe de batallón del Departamento de Silvicultura y lucha contra Incendios de California.