|
EDITORIAL
No hay sitio seguro
Salir a comer ya no es seguro. Ir a la iglesia, tampoco, pues parece que cada esquina del país se ha vuelto peligrosa, dada la cantidad de crímenes registrados en los últimos días.
Para los ciudadanos que han seguido de cerca las investigaciones de los últimos crímenes, nunca antes pudieron haberse imaginado que un sujeto sería descuartizado vivo por venganza de su mujer en su propia casa o que alguien fuera blanco de mafiosos mientras comía en un restaurante del país.
Lo peor ocurrió con la muerte del sacerdote Jorge Altafulla. Aquí se rompió por completo el esquema de las escenas de crímenes, pues en plena iglesia se comete el hecho de sangre.
Ante todo este baño de sangre, la Policía Nacional sale duramente golpeada por la poca seguridad que brinda en las calles, críticas que su director no comparte, pues la solución, según él, no es poner 2 millones de policías en las calles.
La violencia está castigando a todas las clases por igual. No hay diferencia de clases. Hace poco la mandataria exigió más presencia de las entidades de seguridad en las calles, pero una vez más este solo elemento no parece ser la solución de la crisis que castiga la imagen interna y externa del país.
Ya no podemos jactarnos de ser un país con poco índice de violencia. Esto es muy peligroso para la maltrecha economía del país que comenzaba a dar signos de recuperación, al menos en el renglón de turismo.
Los estamentos involucrados en normalizar la seguridad nación deben buscar mecanismos rápidos de acción. Hay culpables de la ola de violencia: la desintegración familiar, el desempleo y sobre todo el pecado que está acabando con la humanidad, llevándola a un abismo eterno del cual la única escapatoria es pedir perdón a Dios.
No son los policías, ni las leyes, ni los toletazos de esos que se dan a la brava, lo que acabará con la violencia Es tiempo de que los panameños y también los que no son de aquí, pero viven en esta patria, dejemos a un lado el odio y la lucha por conseguir cosas de forma ilícita.
Por el momento, lo recomendable es adoptar medidas que mitiguen la creciente ola delincuencial. La presencia preventiva de la Policía en las calles es positiva, pero esta debe darse con mayor énfasis en la noche.
|
PUNTO CRITICO |
 |
|