OPINION

REFLEXIONES
El sensacionalismo y la censura

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Por Carlos Christian Sánchez
Asesor Diplomático

Buscar la verdad es una de las funciones primordiales de los medios de comunicación sociales. Las masas requieren ser informadas de los hechos que ocurren en nuestro país y el mundo, por lo que el periodismo se convierte en intermediario directo, así como facilitador de la comunicación.

Por desgracia, cierto político panameño, aprovechando la cercanía de las elecciones del 2004, pretende presentar un proyecto de ley que busca implantar "otra ley mordaza" contra los medios de prensa. Bajo la argucia de que "varios diarios sacan fotos grotescas sobre la cruel realidad que vivimos", el político proponente argumenta que es necesario "censurar" la publicación de las reseñas gráficas por lo sangriento de las mismas.

Ahora bien, la realidad es que los medios de prensa muestran la situación actual de nuestra sociedad, no la inventan. Si hay un asesinato, un tiroteo, un atentado terrorista, el accidente de un avión, etcétera, por supuesto que se requiere generar una investigación completa para informar sobre los hechos al resto de la población.

Se insiste en que los diarios tabloides explotan el sensacionalismo. Pero en Panamá y el resto del mundo, el sensacionalismo es utilizado hasta por los medios informativos más prestigiosos. Cuando Luis Colosio, el candidato presidencial mexicano, fue abatido a tiros en un rally electoral, el Diario LA REFORMA publicó las fotos del político tirado en el pavimento. Esa foto fue la portada principal del mejor periódico de México.

El 11 de septiembre, cuando se cayeron las Torres Gemelas, la gente se sorprendió por la muerte violenta de personas que se lanzaban al vacío y se estrellaban contra el pavimento. La Revista TIME sacó un suplemento con "todas las fotos dantescas", de la gente cayendo a una muerte segura, así como los cuerpos destrozados después del atentado.

Ya hay más. El Jerusalem Post, el Haaretz, Le Monde, El País, El Tiempo y el Washington Post, han publicado fotos de los atentados suicidas en Israel, sin ningún decoro de proteger a las víctimas destrozadas. Entonces, el sensacionalismo es explotado por todas las vías, desde el diario más famoso del mundo hasta el pequeño periódico de provincia. Pero los medios debían mostrar los hechos trágicos que ocurrían al momento, no esconderlos tras la censura estatal.

Se dice que el sensacionalismo es un pecado, que tienen varios medios informativos pues explotan el morbo popular y daña la honra de las personas. Sin embargo, es la misma sociedad la que está profundamente afectada. Además, ella genera el interés por conocer sobre los hechos turbulentos que ocurren en un país determinado. Al final, es el periodista el que paga los platos rotos por informar, cual mensajero que es sacrificado por enviar la noticia.

Un consejo para el proponente de la nueva ley de censura: Es fácil hablar de moralidad, del decoro o del sensacionalismo morboso de los diarios tabloides panameños, cuando uno tiene "inmunidad legislativa", además de ser parte de la camarilla de políticos que no quieren ser investigados por un supuesto caso de soborno en el Parlamento Nacional. Si es valiente, QUÍTESE LA INMUNIDAD, DÉJESE SER INVESTIGADO Y LUEGO PROPONGA LAS LEYES QUE EL PUEBLO REQUIERA.

 

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